«Perdida» de David Fincher; ocultación, dudas y engaños

Ideada a partir de un libro homónimo de la periodista y escritora estadounidense Gillian Flynn (Gone Girl), el cineasta David Fincher (La Red Social) más que adaptar la novela, la completa en realidad, y todo gracias a las magníficas actuaciones de dos actores de talla como son Ben Affleck y Rosamund Pike quienes bordean un auténtico tratado sobre el cinismo y el atropello insidioso cometido en este caso en el seno de un matrimonio aparentemente bien avenido pero a quienes les sucede un hecho tan sorprendente como inexplicable que provoca en el espectador un cúmulo de sospechas y dudas impresionante.
Es la propia autora quien se encargó de adaptar el texto al lenguaje del cine y son los protagonistas quienes lo perfeccionaron para la pantalla. El filme comienza con una serie de flashbacks que se relacionan con el momento en el que ambos se conocieron y sus primeras experiencias como pareja, tanto positivas como negativas. Un poco más adelante, estamos ya en lo que es el día de su quinto aniversario de boda. Nick Dunne (Ben Affleck) informa que su esposa Amy (Rosamund Pike) ha desaparecido misteriosamente sin dejar rastro y que lo único que se sabe es que una parte del mobiliario de la casa ha aparecido roto y hay rastros de sangre.
El marido insiste en que siempre han sido una pareja modélica, pero a partir de la investigación policial que se inicia y la presión de los medios, la versión de Nick comienza a tambalearse hasta el punto de que se baraja como posible sospechoso, aunque obviamente se sigue investigando en otros campos. Precisamente, lo que hace atractivo a este thriller es la cantidad de preguntas que plantea frente a lo dudoso de todo este drama doméstico que a su vez, mezcla la investigación policial con la explotación sin ética que los medios sensacionalistas televisivos hacen de estas noticias para crear audiencia sin importarles confundir al público combinando verdades con mentiras.
«Perdida» ofrece primero una visión sobre él, analizando los motivos que le habrían podido llevar a acabar con su esposa y ese extraño comportamiento que no hace otra cosa que arrojar más dudas. Más adelante, hay un punto de inflexión que es un cambio significativo en la narración para terminar en algo más que nos va a explicar muchas cosas sobre lo sucedido y, seguro, llenar de indignación, sobre todo por la crueldad moral y el cinismo con que se maneja cierto personaje en la película. La parte final es la que, por supuesto, convoca al asombro del público y a un debate después de haber visto esta historia que ante su ingenio narrativo ha sido trasladada al cine por los actores de una manera magistral.
Valga resaltar que la novela tenía algunos escollos en cuanto a su experiencia visceral que la hacían difícil de adaptar para el cine y que Flynn, la escritora, ha debido de desarrollar una gigantesca tarea para reducir la esencia de su novela y hábilmente tramarla a una muy válida, poderosa y adecuada estructura cinematográfica que en la práctica es toda una obra maestra. No muchas escritoras alcanzan a tener una mirada tan completa a nivel dual de los universos masculino y femenino, y en especial de aquellos matrimonios que se basan en las apariencias y que les gusta presentarse como felices en público.
©José Luis García/Cinestel.com