Pinamar: «Una mujer sucede», de Pablo Bucca. Imaginación y mentiras

Bucca afronta su ópera prima sobre dos pilares: el trabajo con actores consolidados y un juego con el espectador que no deja de ser sorprendente.
Tres hombres solitarios de un pueblo del interior (Bolívar) acuden a velar el cadáver de una mujer en una noche de lluvia.
Según dicen, esa mujer alguna vez les perteneció pero después nunca más la volvieron a ver.
Eduardo Blanco, Alejandro Awada, Viviana Saccone y Oscar Alegre forman elenco de esta película coral basada en una obra de Luis Lozano.
En torno al féretro, los tres hombres comienzan a desgranar cuál fue su relación con «esa mujer» de cuerpo presente. El misterio se acrecienta en el espectador cuando descubrimos que cada uno de ellos se refiere a ella con un nombre diferente. La narración dinámica de las tres historias favorece que podamos mantener nuestra confusión en su correcta medida, sin sobresaltos ni frustraciones. Bucca fue cuidadoso también en cuanto al tratamiento visual: cada una de las tres historias conserva un color, una textura y una disposición lumínica distinta.
El realizador contó a Cinestel en Pinamar cómo se las arregló para remarcar esas diferencias entre las tres historias dentro de un filme que nos habla sobre el uso de la imaginación y de la mentira:
«Obviamente, lo que uno quería con la película inicialmente es lo que al final no termina siendo, porque en definitiva, a mí me hubiese gustado que cada historia se desarrollara en una estación climática distinta, pero eso fue imposible porque hubo que rodarla en cuatro o cinco semanas.
Seguramente hubiese sumado al relato, pero definitivamente lo tuve que descartar. Tampoco contaba con los recursos para hacer una película de época.
Yo siempre sentí que estas historias en realidad pasan por los personajes, por el trabajo de los actores, y me enfoqué en las actuaciones, en cómo contaban ellos esas situaciones, porque ellos son en definitiva el hilo conductor de la historia en sí».
– Ubicas las tres historias en roles muy diferentes, unos de los otros, con estructuras de muy diversa índole.
No dejan de ser tres historias de amor y cada uno la expresa por separado más allá del acontecimiento de esta muerta que genera esa intriga de saber quién es, mostrando al ser humano tal cual es, en su miseria, sus contradicciones y sus conflictos personales.
– También quisiste usar un poco la ironía en determinados momentos, pero sin abusar demasiado.
Creo que hace la película más llevadera y que también hay que partir de la base de que el hecho de que estén jugando al truco (un juego de cartas) arriba de la muerte, eso no es serio.
También, si uno se lo piensa, gana a veces quien mejor miente.
Alguien me decía que qué pasaría si esas historias ocurrieran de verdad. Quizá eso no tenga sentido, puede o no pasar, pero lo más creíble es que esas historias fueran mentira, no sean reales sino que forman parte del relato de ellos para pasar la noche.
– ¿Qué tan importante es para un realizador que los actores sean ya conocidos por el público? ¿Por qué preferiste trabajar con consolidados?
En realidad yo me guío mucho por la primera imagen y cuando escribía el guión ya veía muy claro que eran ellos los que hablaban directamente.
Me parece que el casting es fundamental en una película. También tenía claro que iba a ser mi ópera prima, que los actores también fueran parte para vender la película y me parece que eso es importante para que ayude al lanzamiento y se vea.
«Una mujer sucede» se presentó en el Festival de Mar del Plata y su exhibición en Pantalla Pinamar supone un trampolín para intentar un recorrido por festivales antes de su estreno en la Argentina, previsto para octubre.
Pablo Bucca dice ser ‘un pibe que filma’. Vocacional y autodidacta, ha reflejado en esta película sus gustos en el cine. Ahora prepara ya un nuevo guión en el que piensa reconstruir todo el proceso de un polémico y muy discutido tema, la eutanasia.