«Plan B» de Marco Berger; tratando de romper los prejuicios sociales sobre la sexualidad
La típica historia de chico busca chica debe ser reformulada en estos tiempos donde las relaciones y los roles femenino-masculino han mutado. Así lo entiende Marco Berger, quien en su ópera prima «Plan B» -en competencia en la sección oficial argentina del Bafici- narra una historia centrada en un triángulo amoroso que escapa a la regla, en su búsqueda por plasmar en pantalla historias que provoquen una reflexión y una mirada diferente sobre aquello que está establecido.
En «Plan B», Bruno (Manuel Vignau) decide reconquistar a su ex-novia Laura (Mercedes Quinteros), al enterarse que está en pareja con Pablo (Lucas Ferraro). Pese a sus encuentros ocasionales y secretos, ella no está dispuesta a volver con él. Ante una negativa incuestionable, Bruno opta por llevar a cabo un plan b al conocer que Pablo tuvo una relación homosexual. La idea es entonces enamorarlo para alejarlo de Laura. El problema será cuando afloren sentimientos inesperados.
Recuperando a los protagonistas de su cortometraje «Una última voluntad», donde un hombre a punto de morir pide como último deseo un beso en un cuarto repleto de hombres, con sólo diez días de rodaje, un presupuesto bajísimo -el 1% de cualquier película con el apoyo del Incaa- y un equipo artístico y técnico conformado por amigos con la misma pasión por hacer cine, el realizador de 31 años construye una comedia dramática que cuestiona las convenciones sociales, los rótulos y los prejuicios.
– El disparador de la película fue la imagen de un hombre interrumpiendo una boda, ¿de dónde surgió esa imagen y cómo se modificó hasta convertirse en «Plan B»?
Surgió de mi cabeza. Como todas las ideas que se te ocurren hay un disparador, y a partir de ahí comenzás a trabajar. La idea era un triángulo cerrado de tres, donde todos sabían de todos pero hasta el final uno no sabía quién se iba a quedar con quien.
Cuando empezás a escribir el guión, vas escribiendo lo que le pasa a los personajes, lo que empieza a pasar entre ellos, y empieza como a despegarse de uno. Entonces lo que iba creando me parecía más interesante. Justamente, jugar lo que pasa en la película, que sea una especie de secreto entre ellos, pero que uno sabe cosas y el otro no, y ella queda completamente afuera. Ella es la persona que tenía que estar ahí en ese momento, pero no se va con el corazón roto. De hecho, me interesaba trabajar también una chica que sea bastante independiente, que tiene sus pinturas, que tiene un novio que un poco le da lo mismo.
– El rol que asume el principal personaje femenino, en una película convencional sería interpretado por un hombre. ¿Ello responde a reforzar esa idea que sobrevuela la película de romper con los prejuicios y las convenciones?
Sí, la idea es romper prejuicios. No sé cómo será en otros lugares, pero está la palabra maricón, puto, y todas esas trabas sociales que hay para hacer lo que uno quiere. Ni siquiera tiene que ver con la identidad sexual, sino con lo que uno quiere hacer en el momento. Si un chico está con un chico mañana va a ser gay su vida entera, y un gay si está con una chica nadie va a dudar de si es gay o no, es gay toda la vida. Es eso, el rótulo, la marca. Y sí, la película habla de eso. De un chico que le pasa eso y tiene que ver cómo lo maneja. Pero algo se le mueve.
– ¿Desde el principio te planteaste ese tono que tiene la película, que comienza como una comedia mientras el protagonista está jugando, pero luego se torna -de algún modo- drama cuando es consciente de lo que siente?
La película tiene una especie de trampa en ese sentido. Empezás como esperando otra cosa. No quiero hablar de la película porque no quiero adelantar lo que pasa. Pero un poco es eso. Por un momento estás viendo una comedia que es de un pibe que es re-piola, quiere cambiar lo que piensa la novia para estar con ella, que es como muy banal y poco profundo; cuando se empieza a meter en la situación y lo que le va pasando al conocer a este chico, se le da vuelta todo. Entonces evidentemente se tiene que transformar en una especie de drama. Hay comedia y drama porque lo necesita la historia.
En un momento el personaje se tiene que sentar a pensar, y es lo que nos pasa a todos. En la vida hablamos, todo lo sabemos, todo lo controlamos, pero cuando tenés un problema de verdad lo que tenés que hacer es sentarte y pensar, bajar. Por eso todo lo que es velocidad de diálogos en la segunda parte no es tan así porque los personajes tienen que ver qué es lo que les pasa en serio. Si todo fuese dramático creo que anulás un poco la visión del espectador, entonces como lo vas llevando por lugares cómicos es como vas acolchonando para lo que va a llegar al final.
– ¿Hubo en algún momento intención de cuestionar la amistad masculina?
No, al contrario porque justamente yo me agarro de eso. Ellos duermen juntos en calzones, todo el mundo duerme juntos en calzones. En los varones es muy normal. No quiero generar eso de que una amistad entre varones no existe. De hecho hay amistades entre varones muy fuertes, que se pueden abrazar y decirse que se quieren, y no tiene que ver con un deseo amoroso sino con un deseo más que nada de amistad. No va por ese lado aunque sí en este caso.
– Los protagonistas masculinos comienzan a conectar en buena medida a través de recuerdos comunes relacionados con la infancia, ¿qué rol buscaste darle a esa etapa pensando que justamente es una edad en la que no se plantea el tema de identidad sexual?
Es exactamente eso. Es como el estado puro de la persona. Como él tiene un plan que el otro no sabe que está llevando adelante, tiene que tomar una especie de actitud infantil para armar la amistad que él pretende. Tiene una mirada infantil porque es la forma en que ellos construyen una amistad en estado puro sin tener prejuicios ni cosas en el medio. Fijate que ellos no se conocen yendo al pool o a jugar al fútbol con otros amigos, uno imagina que lo pueden hacer pero se va construyendo como una amistad infantil, donde uno se muestra simplemente como es, sin prejuicios, limpio de la sociedad, del mundo, de todo.
– En tus cortos y este largo tocás el tema homosexual, ¿te interesa que este tema sea recurrente en tu obra?
Tengo varias ideas en la cabeza y tengo que definir qué quiero hacer. Hice dos cortos y un largo con temática gay pero no creo que sea lo que quiero hacer siempre. Quiero que mis historias muestren mi forma de pensar, cómo veo las cosas yo o cómo me gustaría que sean. Reflejar eso en la pantalla para que la gente piense en eso, mostrar que no todo es como uno cree. En cuanto a temas, me interesan todos. Estoy abierto a todo. Mi primer corto es clásico en blanco y negro, «El reloj» es nuevo cine argentino a full. Y el último corto, que todavía no estrené, «El dragón», es ciencia ficción y terror. Me gusta explorar todas las formas de cine. Y voy a trata de explorarlas todas.
©Cynthia García Calvo/Cinestel.com Buenos Aires – Argentina 30/03/2009