¿Por qué los llaman “Tráiler” a los adelantos de las películas?

Es muy curioso que cuando te mencionan la palabra «Tráiler», lo primero que piensas es en uno de esos vehículos de gran tonelaje que llevan un remolque en la parte de atrás, o en una caseta de camping para ir por el mundo haciendo turismo con la libertad de poder elegir dónde quedarte sin tener que depender de si llegas o no a tiempo a un hospedaje.
Pero sin embargo, en el cine actual, si los adelantos de películas que se estrenarán próximamente nos los ponen en las salas antes de la película que vamos a ver, ¿por qué diantres se les llama «Tráiler»?
Según nos cuentan desde los Estados Unidos, a principios del siglo XX las proyecciones en un cine eran prácticamente una novedad y gozaban de una gran aceptación entre el público, hasta tal punto que lo que predominaban eran las sesiones dobles en las que por una sola entrada podías llegar a ver hasta dos películas distintas.
En un momento dado, a alguien se le ocurrió la idea de que entre película y película se podía aprovechar ese intervalo de tiempo para ofrecer algunas imágenes con partes de escenas de otros filmes que estaban por estrenar, de modo que el espectador pudiera tener una idea de lo que iba a poder ver en la gran pantalla durante las próximas semanas.
Lo primero que se hizo fue comenzar a incorporar esos avances al finalizar la primera película en proyección y antes de comenzar con el visionado de la segunda, ante lo cual se les llamó inicialmente «Tráilers», ya que se encadenaban sucesivamente al final de los filmes.
Sin embargo, algún tiempo después se constató que había público que solamente iba a ver una de las dos películas y que se marchaba durante los títulos de crédito del film; y por ese motivo se decidió agregar una nueva tanda de tráileres al principio de las sesiones, es decir, antes de la primera proyección de la tarde.
A pesar del cambio, lo cierto es que a ese contenido promocional de los siguientes estrenos que vendrán siempre se les ha seguido llamando «Tráilers», inclusive en la actualidad, cuando tenemos acceso a esos adelantos fílmicos con bastante más antelación a consecuencia de la irrupción de Internet. De hecho, la tendencia a conservar la nomenclatura inicial de algo en honor a sus orígenes se extiende también a otras cosas, como por ejemplo, al hecho de que se siga diciendo que se «rueda» una «película», cuando la realidad actual es que se graba un archivo audiovisual en una tarjeta digital en la mayoría de los casos. O también que al trabajo periodístico se le llame «prensa» en honor a la prensa de uvas con la que Gutemberg imprimió sus primeros papeles tipográficos.
En el año 2013, la revista Hollywood Reporter daba cuenta de una queja que la Asociación de Propietarios de Salas de Cine de los Estados Unidos (NATO) elevó a la Motion Pictures con motivo de la excesiva duración de algunos tráileres de futuras películas a estrenar, momento en el cual siete piezas promocionales distintas podían llegar a sobrepasar más de veinte minutos en conjunto, con la consiguiente demora en el inicio de las proyecciones. Se pidió que su duración no superara los dos minutos en cada uno de los casos.
Los tráileres son frecuentemente motivo de controversia entre el público más avezado y cinéfilo. El motivo no es otro que el hecho de que se considera que algunos de ellos revelan demasiadas cosas sobre la trama o apuntan directamente a momentos clave de la narración que tal vez a priori deberían de permanecer ocultos a los ojos de los espectadores. En el lado opuesto están algunos directores de cine independiente que optan por incluir escenas con poca relevancia en el conjunto de lo que se quiere contar en el film, pero son los menos quienes así lo hacen.
Aparte de ello, también existen los «Teaser», que son piezas más cortas, que no revelan la trama y pretenden generar una intriga previa entre el público potencial de una película.
©José Luis García/Cinestel.com