Las perversiones del poder en «Postales colombianas» de Ricardo Coral Dorado
Son sabidas las tácticas, a veces sutiles a veces no tanto, de quienes manejan el poder para conseguir perpetuarse en él. En algunas ocasiones estas prácticas son absolutamente aberrantes, mas si a la gran mentira que suponen las estadísticas (si mi vecino tiene dos automóviles y yo ninguno, los dos tenemos uno cada uno) le añadimos la matanza de inocentes para hacerlos pasar por guerrilleros solo por engordarlas, nos hallamos frente a un problema de envergadura.
Ricardo Coral Dorado tuvo la idea de juntar en «Postales colombianas» varias historias que relacionan diferentes formas de dominación con los llamados falsos positivos.
Su punto de partida son tres mujeres, Piedad, Caridad y Fanny, intelectuales, feministas y bien posicionadas que conocen a tres hombres de apariencia normal que terminan siendo sus verdugos.
El director colombiano explica en entrevista a los lectores de Cinestel sus motivos para abordar este espinoso asunto.
– ¿El caso de los falsos positivos nunca antes había sido tratado por el cine colombiano?
No, justamente es por las condiciones de producción del cine que impiden que se reaccione rápidamente a lo que está sucediendo y, de alguna forma, siempre pasa mucho tiempo antes de que se pueda hablar de ello.
Esta película es muy particular en su realización porque yo soy el director, guionista y productor y lo que propuse fue un ejercicio a los actores en el cual hice un tratamiento muy exhaustivo en el que yo decía exactamente dónde iban a ser las escenas pero no cerraba los diálogos, es decir, dejaba indicado lo que tenían que hablar los actores y ellos en improvisaciones desarrollaban esos diálogos lo que supone un caso muy nuevo dentro del cine colombiano.
A todo el colectivo que hemos participado en la película nos parece un asunto aberrante que el mismo Estado se encargue de eliminar gente inocente para después hacerlos pasar como guerrilleros o gente dada de baja en combate pues es un asunto que sobrepasa cualquier tipo de lógica y básicamente es bárbaro, estamos en la barbarie total.
Una cosa es que eso ocurra con los paramilitares y los guerrilleros, que ya sabemos la clase de barbarie que pueden desarrollar, pero otra muy distinta es que la haga el mismo Estado. Entonces ya no hay límite entre lo que es razonable y lo que es una degradación total del conflicto armado colombiano en el que ya llevamos bastantes años y no hay solución a ello.
– En este caso cabría decir bien claro que lo que sucede es que se intentan justificar estas muertes haciéndoles pasar por guerrilleros a los muertos cuando no lo son.
Sí, es un asunto que, dentro de estas políticas de dar resultados y hacer ver que estamos ganando la lucha contra la subversión, entre más bajas de grupos de las guerrillas aparezcan pueden ellos dar mejores cifras de resultados.
Pero lo que han hecho es matar gente inocente totalmente que no tiene nada que ver, cuyo único «delito» digamos que es la pobreza, porque han sido gente de barrios pobres y de barrios marginales que han tomado para hacerlos pasar por guerrilleros y por delincuentes.
Ellos simplemente eran jóvenes buscando una oportunidad de trabajo que se encontraban con unos reclutadores que les decían ¡tengo un trabajo para ti! y entonces estos chicos, algunos de los cuales son menores de edad de 14 o 16 años e incluso hubo un caso conocido de un muchacho disminuido psíquico, les trasladan lejos de Bogotá, de sus centros de vivienda, a los campos y allá los ejecutan y después los hacen pasar como guerrilleros.
Entonces esto es un asunto terrible que surgió a la luz cuando unos chavales desaparecieron en una población cercana a la capital que se llama Soacha y ese caso fue el que abrió toda la caja de pandora en que se ha convertido porque ya hay más de 3.000 casos reportados de chavales asesinados de esa forma.
– «Postales colombianas» está conformada por nueve historias distintas pero que guardan relación unas con otras. ¿Por qué lo hizo de esta manera?
Porque nosotros desde la producción quisimos que fuesen postales diversas sobre diferentes asuntos de la idiosincrasia colombiana para que el todo fuese un relato fragmentado en nueve postales.
Lo del número 9 tiene que ver con que yo tengo hace mucho tiempo un proyecto sobre el Infierno de Dante que será una adaptación a Colombia en una road movie y a mí el asunto de los nueve círculos del infierno, las nueve cornisas del purgatorio,…. ese número nueve siempre me ha atraído muchísimo. Es un asunto metafísico y a mí me encanta.
En la película tú podrías ver los nueve relatos de forma separada, como hechos autónomos, pero cuando realmente adquiere toda su potencia es cuando los ves en conjunto tal como está en la obra final.
Esas nueve historias de alguna forma generan un relato conjunto acerca de la violencia, el poder y la predestinación y cómo el poder cuando no tiene control genera una filosofía perversa que termina en asuntos tan terribles como los de los mal llamados falsos positivos porque realmente son crímenes de Estado lo que pasa en Colombia.
Las nueve postales están traspasadas por hechos violentos pero en una fase que hace más énfasis en el machismo que es tan oprobioso en nuestro país, la no resolución de los conflictos de forma civilizada sino siempre acudiendo a la violencia que es otra forma muy colombiana también y, en definitiva, es una visión muy crítica de la colombianeidad.
De hecho por eso en el gobierno pasado, y esta película es muy política, se dieron episodios con el presidente Uribe que tienen que ver con estas historias porque este tipo creó unas formas terribles no sólo del poder sino de cómo la sociedad se empezó a articular: se militarizó mucho la conciencia social, cualquier forma de oposición era considerada como antipatriota y se manipuló mucho el chovinismo.
– La iluminación de los interiores del film es la que había allí, no se añadieron refuerzos en este aspecto. ¿Por qué motivo?
Realmente esto es un dogma tropical, yo no lo digo de broma, nosotros estamos en el trópico y he aplicado todo el asunto del dogma y las locaciones están inalteradas, todo se hizo en locaciones reales, se utilizó el atrezzo en un elemento porque era supernecesario, la iluminación no existe porque se hizo partiendo de la luz natural y de las fuentes lumínicas que había en las locaciones. El asunto de la música tratamos siempre que viniese de la propia escena, a través de radio o escuchando algo.
El hecho de crear los diálogos con los actores les da una frescura y un acercamiento naturalista que realmente no es que sorprenda porque ya es una tendencia en el cine contemporáneo que existe desde hace unos cuantos años, pero en términos de la realidad en Colombia se ha logrado un producto muy cercano a como lo queríamos porque es un ambiente muy naturalista y verdadero.
«Postales colombianas» participó en la sección oficial del Latino Film Festival de Nueva York, en el Festival de Trieste (Italia) ganó los premios al mejor guión y el del público y el 18 de noviembre se estrena en Colombia.
Pese a que Ricardo Coral Dorado ha hecho algunas películas del 25 de diciembre y teleseries por encargo para el ‘prime-time’, esta vez se trata de un proyecto genuinamente suyo, de cine de autor, al que realmente aspira porque es el que más le reconforta.
©José Luis García/Cinestel.com