Laura Astorga, directora de «Princesas Rojas»: «Yo soy Claudia»

En Málaga, Territorio Latinoamericano.
La costarricense Laura Astorga presentó esta ópera prima en ficción que, si bien se puede prestar a distintas interpretaciones, está muy centrada en lo que es el sentimiento infantil y en el significado que con frecuencia le dan los niños a algunas cosas que podemos estar haciendo los adultos con determinadas pautas de comportamiento. Esta cinta pasó por la Berlinale y es una amalgama de suspense político con rasgos intimistas acerca de Claudia, una niña de 9 años pionera sandinista criada en el socialismo e hija de valiosos cuadros de la inteligencia comunista centroamericana de los 80s.
La familia de Claudia regresa a Costa Rica desde Nicaragua y sus padres tienen la tarea de crear un frente clandestino de apoyo a la revolución, o de lo contrario ésa seguirá debilitándose por la guerra ideológica que se gesta en San José. Claudia añora su vida socialista, permeada de cultura rusa y cubana. La niña fantasea con conformar un movimiento pionero secreto en la conservadora Costa Rica por lo que se integra al coro garantizándose comunidad, al tiempo que recluta a sus primas ricas intercambiándoles pines de Lénin por papeles perfumados de Hello Kitty.
La película intenta explicar cómo es la visión de una niña dentro de esa convulsión social que generan visiones políticas tan dispares y nos hace reflexionar sobre qué información reciben los niños en esos casos, cómo la entienden, y lo que es el sentido de la lealtad y la traición a los valores que se transmiten dentro de las familias.
Málaga brindó la oportunidad a esta incipiente realizadora de confrontar sus apreciaciones con el público y en paralelo, respondió a las preguntas de Cinestel.
– ¿Armaste la historia a partir de un hecho conocido o es una ficción?
Es la historia de mi familia, es decir, yo soy Claudia y «Princesas Rojas» está basada en una parte de todo lo que viví siendo niña ya que hice un extracto de lo que me interesaba contar y transmitir.
– La historia parece más centrada en lo que son las relaciones de los padres con los hijos. ¿Era esa tu intención?
Exactamente, éste es el punto de vista al que tengo acceso porque igual mis padres no hablan de eso.
– Para quien no lo sepa, ¿qué eran y son los niños y jóvenes pioneros?
Aclarando que los pioneros nunca existieron en Costa Rica, hasta donde yo sé, existían en Cuba, en la Unión Soviética y en otros países del antiguo bloque socialista y eran grupos de niños como los Boy Scouts pero que su formación no era tan disciplinaria, científica o con vías militares, sino de carácter totalmente político porque lo que buscaban las organizaciones de pioneros alrededor del mundo que se basaban en los partidos socialistas, era formar políticamente cuadros.
– Yo creo que «Princesas Rojas» define muy bien cómo entienden un determinado modelo de política los adultos, cómo lo ven los niños desde su inocencia y cómo la pueden idealizar con los elementos de juicio de que disponen a esa edad tan temprana. ¿Era esa tu idea?

Laura Astorga
Sí, totalmente. El punto es que, aunque tiene un contexto político, yo no podría decir que es una película sobre unos adultos en política porque mis padres hacían un trabajo de inteligencia, que aunque en aquel momento no se llamaba así, ahora se llamaría terrorismo. Es difícil porque si a mí alguien me dice que si en aquel momento prohibían a mi familia ir a las manifestaciones, yo respondería que jamás. Igual en lo que respecta a tener que ponerse las camisetas del partido, ¡jamás!, porque nuestra fachada como familia era totalmente neutral.
Entonces es complicado porque yo con la gente de los partidos de izquierda que tuvieron un activismo visible casi no me identifico, ya que son cosas que yo no viví tanto porque lo que a mí me sucedió era todo un secreto para los demás.
– ¿Crees que alguien en su lectura de la película puede echar en falta que salgan niños cuyos padres pertenecieran a la contra?
¿Quién es la contra para vos?, porque aquí en Málaga he descubierto nuevos significados.
– Contrarrevolucionarios nicaragüenses o de otra nacionalidad que luchaban con armas contra los sandinistas desde Costa Rica y otros países limítrofes con Nicaragua.
Sí claro, de hecho la contra estaba ubicada en Costa Rica y dentro estaban muchos gringos y costarricenses. Creo que la diferencia es que las contras financiadas por Estados Unidos casi siempre contenían personas que eran mercenarias y un poco desmembradas. Como el tema de la izquierda es que son proyectos políticos futuros totalmente idealizados y románticos, claro que iban familias enteras. ¿Me explico? Osea, los mercenarios no se llevan a la familia atrás cuando van a trabajar.
– Importante es el papel de los niños en la película en ese contexto semi-clandestino en el que se mueven para no despertar sospechas. Hay quien ve complicado trabajar con niños en el cine. ¿Cómo fue en tu caso?
Fantástico. Es lo que más me gustó hacer, trabajar con niños. Hicimos un casting para seleccionarlos y estoy muy satisfecha con el resultado final.
– Y en el marco del cine, después de habernos contado algo tan profundo e intenso para ti respecto a tu infancia y teniendo en cuenta la escasez de propuestas que nos llegan de Centroamérica, ¿piensas continuar rodando otras historias diferentes?
Sí, mi próxima película ya está escrita y ya es acerca de una mujer indígena que está en la cárcel por asesinato y que obtiene un perdón porque no habla castellano durante el juicio. Sin embargo, el perdón es una paradoja porque sinceramente, ella se siente mucho mejor en la cárcel que fuera.
– ¿Existen buenos apoyos al cine en Costa Rica?
Nada. En la zona tenemos un Fondo llamado Cinergia que oferta una cuantía simbólica para procurar que estas películas nuestras salgan, se puedan hacer. También estamos asociados a Ibermedia, pero en nuestros países de la zona como base, como país, ninguno aporta nada a excepción de Panamá que tiene un par de años de haber aprobado una Ley de Fomento del Cine y que ha creado festivales de nivel.
©José Luis García/Cinestel.com