«Nahid», de Ida Panahandeh; la ley iraní que cae sobre los matrimonios

Estreno en España
La rama chií del Islam es tal vez la que posee una concepción más radical sobre cómo deben de aplicarse las leyes. En el caso de Irán, un Consejo de Guardianes religiosos pertenecientes a esta secta confesional debe ratificar todas las decisiones emanadas del Parlamento. La debutante iraní Ida Panahandeh muestra en su ópera prima «Nahid» el caso atípico de una mujer divorciada que tiene que luchar por seguir teniendo la custodia de su hijo, al tiempo que por primera vez en su vida se ha enamorado de verdad de un hombre. Pese a haber obtenido el divorcio, el problema surge porque según la legalidad vigente en Irán, si la mujer se vuelve a casar perderá la patria potestad y el chico quedará bajo la protección del padre, quien aunque en este caso es una buena persona, no tiene precisamente un comportamiento social a seguir como ejemplo.
La actriz Sareh Bayat («Nader y Simin, una separación»), acierta con su interpretación del estado de ánimo de la protagonista, al dar forma a una situación emocional alterada por la presión y por la desventaja de ser mujer en Irán, porque de no ser por las «leyes», está claro que por cuenta de ambos ella habría llegado a algún tipo de acuerdo con su ex-marido al respecto de un hijo que, por cierto, se muestra algo rebelde e incorregible.
De hecho, el recurso al que ella deberá acudir ha sido revertido magistralmente por el guion para conseguir aflorar las tremendas injusticias que padecen en Irán las mujeres, pues el nuevo matrimonio temporal al que ha recurrido, que dura un mes y es prorrogable, fue ideado por los legisladores iraníes precisamente para algo muy distinto a lo que se ve en la película: en los países islámicos, -en unos más que en otros-, el hombre puede estar casado con varias mujeres a la vez, siempre y cuando económicamente se lo pueda permitir. En Irán se ha convertido como normal que con ese matrimonio temporal en vigor, los hombres puedan disponer de distintas mujeres, ir manteniéndolas o cambiando. De este modo, siempre se pueden llegar a aprovechar de aquellas que están solas o tienen problemas económicos y el compromiso con esas mujeres se diluye al cabo de un mes. Y claro, en ese caso si tienen hijos a cargo, el ex-marido no los puede reclamar al no ser una alianza estable lo que se ha constituido en el juzgado, sino algo eventual y pasajero.
La película da la vuelta a esa realidad mayoritaria en el país persa y se pregunta qué pasaría cuando la mujer se enamora, en este caso de un hombre muy bondadoso, pero al mismo tiempo quiere que su hijo siga estando con ella. Es entonces cuando se siente en la obligación de aprovechar ese sistema legal e ir solicitando matrimonios temporales y prórrogas de un mes de duración con quien verdaderamente ama. Una situación que es absurda y dolorosa, si además le sumamos que socialmente se asume como un tabú y que estas mujeres acaban siendo muy mal vistas.
En «Nahid», la introducción de nuevas tecnologías en la sociedad iraní se hace patente sobre todo a través de la vigilancia con cámaras. El filme goza de unas actuaciones muy naturales en su expresividad y emplea colores neutros en un ambiente gris y otoñal, salvo alguna cosa aislada que aparece con un color más llamativo porque tiene un significado concreto, lo mismo que ocurre con un final que tal vez en occidente no se llegue a comprender del todo, pero que es fiel y verídico respecto a la realidad del pueblo musulmán, una confesión religiosa que en su progresión por desgracia siempre ha considerado a la mujer como una reproductora de hijos y poco mas.
©José Luis García/Cinestel.com