“El Cadáver Insepulto”, de Alejandro Cohen Arazi; psicópatas sin remedio

Estreno en Argentina
Cuesta mucho acercase al cine del género de terror desde una óptica novedosa y que no implique golpes de música para dar miedo al espectador, puertas que se abren repentinamente, hechos sobrenaturales, monstruos que aparecen o que haya algo truculento que inspire al asco y provoque temores.
El realizador argentino Alejandro Cohen Arazi ha querido desarrollar una historia desde el propósito inicial de sumar experiencias nuevas en este terreno que siempre convoca a un público fiel que suele ligar estos relatos a cuestiones generacionales, a través de los códigos que aquí se usan para dirigirse a ellos.
“El Cadáver Insepulto” es una película que quiere presumir de haber creado una atmósfera que en cierta forma se puede vincular a la de “El Ángel Exterminador” de Buñuel.
Es importante reseñar que el director explica que una historia como ésta no la habría podido desarrollar pensándola dentro de un ambiente urbano. La razón que da es que prefería reflejar en ella esa dinámica que existe en los pequeños pueblos donde todo el mundo se conoce. La cinta se ha convertido en uno de los ingredientes principales del veterano Festival de Cine Buenos Aires Rojo Sangre, conjuntamente con el Feratum de Michoacán (México), donde se presentó en primicia mundial. Y la productora del film, Vanesa Pagani, por otro lado nos confirma que estas películas acostumbran a tener un circuito internacional muy específico.
“El Cadáver Insepulto” presenta a un psiquiatra que padece extrañas visiones relacionadas con su propio pasado. Criado en un orfanato, se fue a vivir a una ciudad pero después regresó al pueblo tras morir su padre, lugar donde descubre oscuros secretos familiares.
El trasfondo del film también sugiere ideas en torno a cómo está organizado el mundo y esos “cadáveres políticos” que de vez en cuando aparecen en cualquier país, es decir, personas que ya han agotado su proyección pública pero que a la vez siguen contando con el soporte de incondicionales, quienes se oponen a que sea “enterrado”, metafóricamente hablando.
Igualmente, el director agrega que decidió incluir en el subtexto algunas conexiones con “qué función tiene el poder; ese poder que perpetúa las injusticias porque alguien lo ha heredado, y si el hecho de que nuevas manos tomen el poder da la posibilidad de cambiar algo en este mundo. Acá hay una familia que tiene el poder y tiene secretos, y se habla del uso de ese poder, de cómo tratar a los otros o al que no tiene capacidad de defenderse, así como igualmente se plantea cuánto vale la vida de esas personas”.
Cohen Arazi apunta a una escena documental que sucede en un matadero como la más terrorífica del film. La incluyó pensando en un corto de Humberto Ríos rodado en los años 70s, que se llama “Faena”, para mostrar de una manera atípica y descarnada el valor de la vida, independientemente de si se trata de seres humanos o no.
“El Cadáver Insepulto” está también construida a través de la idea del miedo a la locura de sus personajes a partir de las cargas emotivas y traumas del pasado que están sin resolver, es decir, trabajando aquellas cosas que surgen de la propia historia que se cuenta y no desde ese efectismo tan habitual en otras producciones cinematográficas de este tipo.
©José Luis García/Cinestel.com