«70 y Pico», de Mariano Corbacho; yendo de la ebullición al silencio

Estreno en Buenos Aires
¿Cómo se construye una imagen? Mariano Corbacho aborda en su ópera prima un tema familiar ligado al devenir político de algunas de las décadas del siglo XX más convulsas de la Argentina. «70 y Pico» es una película documental con abundante información y referencias sobre lo ocurrido en el país a partir de la dictadura de Juan Carlos Onganía en los años 60.
La motivación principal para rodarlo reside en el interés del realizador por conocer más a fondo el porqué del hecho de que su abuelo paterno pudo haber estado involucrado de manera indirecta en la represión y desaparición de estudiantes de la Facultad de Arquitectura, en la que se desempeñaba como decano. Poco a poco se irán confirmando sus sospechas y el director trata de entender el motivo de lo que pasó.
Una de las mejores cosas que tiene «70 y Pico» es su buen proceso de investigación y documentación. Si tenemos en cuenta que Corbacho todavía no alcanza los 30 años de edad, su revisión es de lo más oportuna tanto para sí mismo como para los espectadores de las generaciones recientes que vean la película.
El documental no acaba resolviendo el enigma sobre el rol que pudo tener su abuelo en todo aquello. Lo más probable sería que el ancestro pudiera haber actuado por miedo, pero no queda del todo claro. Lo que hace su nieto es buscar respuestas, algo que no es frecuente que haga el cine, pero que en este caso está bien justificado dado que se trata de un tema de Derechos Humanos. Y la pregunta inicial sobre la construcción de una imagen tiene que ver también con la manera que cada uno tenemos de observar a las personas.
Héctor Mario Corbacho, a quien sus allegados llamaban cariñosamente Pico, aplicó un cambio radical en su postura profesional en tan solo una década: en 1966, al tiempo que se opone a los montoneros, protagoniza una protesta contra la ocupación militar de las facultades por parte de los militares de Onganía. Pero diez años más tarde, año 1976, en plena dictadura de Videla, ya es decano de la Facultad de Arquitectura y además da clases como profesor en la penosa Escuela Mecánica de la Armada (ESMA). Él dice que no sabía nada de las torturas que allí ocurrieron ni de los desaparecidos -numerosos, por cierto, entre los estudiantes de su carrera-, pero algunas de sus reacciones finales durante el documental así como un intento de atentado que padeció, podrían inducir a pensar lo contrario.
Uno de los aciertos de «70 y Pico» es el de la contextualización de toda la época, en especial en su exposición de lo que significó el Cordobazo y la posterior victoria del peronismo, ya en los años 70. Igualmente, contrasta muy bien los cambios cronológicos en la juventud estudiantil, con unos jóvenes que en los 60 llegaron a ser los protagonistas de las discusiones docentes, mientras que los de la década posterior pasaron a carecer de la capacidad de tener iniciativa. Fue un tránsito desde la ebullición hacia el silencio en ese otro periodo en el que la muerte pasó a ser algo cotidiano.
El filme acaba con la sensación de dejar muchas preguntas abiertas, pero también nos hace partícipes de la complejidad de abordar la personalidad y el pasado del abuelo, mientras que se hacen evidentes los cambios anímicos que personalmente tiene el realizador.
©José Luis García/Cinestel.com