“Gualeguaychú”; Marco Berger no ceja en su entusiasmo homoerótico

El carnaval es una fiesta que nació con la finalidad de liberar los instintos y ofrecer una corriente fresca de permisividad. De este modo se ha intentado siempre contrarrestar lo absurdo que puedan tener ciertos rituales y normas, justamente con otras medidas que también tienen que ver con los ritos, es decir, paradójicamente con otro ritual.
Se dice que el que se celebra en la ciudad enterriana de Gualeguaychú es probablemente el tercer carnaval del mundo en importancia, luego de los de Río y Venecia.
Marco Berger incursiona por vez primera en el cine documental a partir de una reflexión muy acertada en cuanto a las acciones y el comportamiento que aquellos heterosexuales que acuden a esta fiesta tienen y llevan a cabo.
“Gualeguaychú” es un paso hacia adelante en la interesante mirada de este realizador.
El documental recibe el apoyo de algunos actores del taller de actuación de Berger o que han actuado en alguna de sus películas. Sin embargo, son dos chicos que suelen acudir regularmente todos los años a esa fiesta quienes reciben la mayor atención del filme. Uno de ellos es Vilmar, esperando un traje para desfilar que no acaba de llegar, y el otro es Franco, un tipo que parece haberse formado a imagen y semejanza de esta celebración.
En esa introspección que el filme hace, es meritoria la exposición sucesiva de algunos elementos que conforman toda esta representación humana de cuerpos alegres y danzantes. Y claro está, el director no ceja en su entusiasmo homoerótico reflejado a través de esos consabidos planos que son tan abundantes en todas y cada una de sus películas.
Como podemos ver aquí, el carnaval suele hacer una distinción de géneros durante el evento, cuando los chicos desfilan con los chicos y, por separado, las chicas con las chicas. También hay toda una serie de negocios asociados que tienen que ver con semejante festejo, además de cuerpos estilizados y pechos afeitados, una práctica ancestral que es un tanto peculiar y hasta discutible en algún punto.
“Gualeguaychú” es, asimismo, la consecuencia del habilidoso y sincero examen visual de Martín Farina, quien aquí está a cargo de la cámara, al tiempo que funge como coproductor.
©José Luis García/Cinestel.com