Marcos Carnevale responde a los remakes con otro remake

Sección Cinema nel Giardino – Venecia
«Elsa & Fred» tuvo su remake con Shirley McLaine y Christopher Plummer como protagonistas. Lo mismo sucedió con «Corazón de León», que en Francia la productora Gaumont lo tituló «Un hombre de altura». Con muy buen criterio, Marcos Carnevale intenta comprender el porqué o la razón por la que alguien quiera versiones nuevas sobre una película exitosa, haciendo él otro remake del filme «Les Intouchables», de los franceses Olivier Nakache y Éric Toledano.
«Inseparables» cuenta con dos actores de la talla de Óscar Martínez y Rodrigo de la Serna. Es la primera vez que el cine argentino hace un remake de un filme extranjero.
Con una filmografía tan humanista, enfocada a los vínculos y las relaciones, Carnevale se sintió enseguida muy identificado con la película original.
Como en Buenos Aires no hay inmigrantes africanos en la actualidad, «Inseparables» sustituye el papel del actor francés Omar Sy por el de un porteño algo marginal que encarna De la Serna. El director quiso plasmar una mirada muy suya poniendo de relieve el carácter y la personalidad de los argentinos, antes que hacer una copia cercana al original. Se hace inevitable comparar ambas cintas, -para quien hubiera visto la primera-, pero también es una virtud la de dejarse llevar y disfrutar de esta nueva formulación de una historia acerca de dos personas que aparentemente nunca podrían llegar a ser amigos, y lo son.
En su traslado a una versión netamente argentina, Carnevale contaba en su presentación en la Mostra de Venecia que «lo que se trabajó muchísimo fue el personaje de Rodrigo, donde ahí si hubo cambios en muchos sentidos, porque el personaje fue un chico cuasi marginal de las afueras de París en la versión original, y al buscar una equivalencia en Buenos Aires, construimos un chico de Lugano, que es un ‘cuartier’, un barrio periférico de la ciudad. Además, nuestra versión es un poco más emocional, porque los argentinos somos un poco más así en nuestro modo de relacionarnos que los franceses. Por lo menos a la vista. No quiero decir que sientan menos los franceses. Solo que ellos en su expresividad son un poco más económicos que nosotros, que somos algo más italianos y más expresivos».
Oscar Martínez enfrenta aquí un personaje complejo por ser tetrapléjico y tener que andar en silla de ruedas. Al respecto, el actor decía en la Mostra que «eso que puede parecer una limitación, si uno lo mira desde otro lugar, es formidable para un actor. Porque obviamente es un hombre incapaz de mover ni un dedo meñique del pie o de la mano, pero que no está muerto. Entonces eso hace que necesariamente su interioridad sea expresada únicamente por su rostro, teniendo como aliada la cámara cinematográfica que percibe y hurga dentro de los ojos, de la mente del actor y del personaje. Pienso que eso, en lugar de una limitación puede ser un handicap».
Como este relato está basado en una historia real, a Martínez le ayudó mucho la existencia en Youtube de un vídeo documental sobre el verdadero Felipe, el protagonista discapacitado que aquí se retrata.
«Vi que era un hombre de una enorme profundidad interior, -asegura-. Comprendí que era una persona que no se auto-compadecía nunca y que hacía bromas todo el tiempo, incluso sobre sí mismo y su condición de tetrapléjico. Un hombre de un gran refinamiento, de una densidad intelectual y espiritual que se reflejaba en su rostro y en sus ojos, y que paradójicamente estaba mucho más vivo y en movimiento que muchos que nos movemos todo el tiempo. Entonces pensé que lo que tenía que trabajar no era tanto la inmovilidad, que es una condición inevitable del personaje que se consigue con estar sentado en una silla y quedarse quieto, sino la enorme vida interior que ese personaje tenía».
Asimismo, Rodrigo de la Serna explicaba que su personaje «había llegado a esa casa por la capacidad física que él poseía, porque puede encargarse de cargarlo y llevarlo de aquí para allá, de bañarlo, de colocarlo en la silla. Pero después empieza lo otro, el verdadero vínculo que comienzan a establecer ellos. Ese vínculo tan profundo que está escrito en el guion necesitaba de esa ternura, de esa nobleza que no es inherente a condición social alguna. Y me parece que a partir de las dos noblezas de estas personas que se pueden quitar de encima algunos prejuicios de clase, es posible para ambos establecer este vínculo entre un par de seres humanos».
©José Luis García/Cinestel.com