«Menashe», de Joshua Z. Weinstein; la opción de estar o no con un hijo

20 Festival de Cine Judío de Barcelona 2018
La comunidad jasídica forma parte de la rama ortodoxa del judaísmo y posee por tanto unas normas muy estrictas que cumplir, que abarcan incluso la designación de aquello que se puede o no comer.
«Menashe» es la primera incursión en el terreno del largometraje de ficción por parte del director estadounidense Joshua Z. Weinstein, hasta ahora documentalista. Un film hablado en yiddish que se presentó en Sundance y que en Barcelona se vio en el 20 Festival de Cinema Jueu de la ciudad.
La película trata sobre un hombre bonachón que acaba de enviudar y a quien el rabino jasídico obliga a ceder la custodia de su hijo al hermano de su mujer fallecida, es decir, a su cuñado, un tipo que es bastante intransigente en muchos temas.
No obstante, el rabino le da al padre la oportunidad de convivir con el chico una semana.
«Menashe» no es sólo el título de la película, sino que así también se llama el protagonista del film, un empleado que trabaja en un pequeño supermercado de comestibles en la ciudad de Nueva York, donde fue rodada esta historia, casi toda hablada en ese idioma originario del centro de Europa, y además con el mérito de que el realizador desconocía esa lengua, ante lo cual necesitó contar con traductores a la hora de hacer el rodaje.
El guion del filme está basado y orientado hacia el personaje. Se podría decir que el actor aquí está haciendo de sí mismo, si no fuera porque el argumento del relato es completamente inventado, aun cuando la trama central (viudedad y custodia del hijo) sí que le ha ocurrido en su vida real.
Pero si tenemos que mirar qué aportaciones hace esta película de ficción, quizá nos fijaremos más en sus escenas callejeras furtivas, muy bien elaboradas, y en el interés que el director pudo tener (ideas de documentalista) de intentar enfocar sin conseguirlo del todo, el esquema narrativo hacia el núcleo que genera la problemática principal, es decir, hacia las decisiones del rabino, que precisamente es quien menos sale en las secuencias del film.
El resultado es una historia tierna, buenista, que inclusive sabe contener sus arcos dramáticos, tanto en la familia como en el lugar de trabajo, y hasta dedicar unos cuantos momentos a situaciones que provocan la sonrisa, la mejor de las soluciones cuando el origen del problema que se plantea está en otra parte. En principio, su congregación religiosa no le permite acceder al cuidado directo de su hijo si no se vuelve a casar, ya que considera tiene que ser la mujer quien cuide al chico.
Weinstein consigue además que el film goce de un esquema técnico del rodaje y la postproducción excelente.
©José Luis García/Cinestel.com