«Distancias Cortas», de Alejandro Guzmán Álvarez; encierro y amistad

La obesidad mórbida es una de las enfermedades más graves de las últimas décadas. Patología provocada por las crisis de ansiedad, el afectado suele comer compulsivamente y engorda traspasando límites que lo inducen a adquirir otros trastornos derivados, sobre todo cardíacos. Precisamente de eso trata «Distancias cortas», la ópera prima del mexicano Alejandro Guzmán Álvarez, egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, que narra el drama humano de un corpulento casi inmóvil por obligación, a través de Federico, su protagonista, de cerca de 200 kilos de peso al que inclusive le cuesta desplazarse en el interior de su propia casa.
Pero todo cambia el día en que encuentra un viejo rollo fotográfico sin revelar y decide llevarlo a procesar para conocer su contenido. En la tienda conoce a Paulo, un chico solitario amante de los cómics que le venderá una cámara usada.
Desde la muerte de su madre hace 10 años, Fede no ha salido de la habitación. Vive en un edificio derruido, arruinado y semi-abandonado, que un poco es también una especie de reflejo de cómo se encuentra él interiormente y una suave metáfora de su encierro corporal, pues apenas puede caminar y se cansa enseguida.
La amistad es uno de los ejes principales de la película, pero tal vez el fundamental sea aquí la cuestión de la movilidad, piedra angular que condiciona todo lo que envuelve al grueso protagonista. Y claro, a esos problemas motrices se le van añadiendo otros como es el de la vergüenza y el miedo a ser juzgado en público, aspecto que se subraya en una escena con chicos futbolistas que lo «invitan» a sentirse acomplejado.
El filme acaba perfilando una estupenda historia de amistad entre tres hombres que son humanos y solitarios, pero muy diferentes entre ellos, a los que les une su interés por la fotografía, contrapunto con el que la guionista Itzel Lara ha dado en el clavo, pues otra cuestión básica que sin duda se planteará el espectador será qué es lo que entendemos por estético, es decir, cómo vemos y recibimos las cosas y qué es lo que nos inspira y lo que nos condiciona.
Y paradójicamente, otro de los problemas que posee Federico es la difícil postura de una hermana que con frecuencia lo visita junto a su marido, y que oscila entre la sobreprotección y las ideas preconcebidas.
Guzmán Álvarez tuvo la suerte de encontrar a un actor protagonista que de alguna manera está también vinculado con las ramas del arte. Luca Ortega padece obesidad mórbida y es un arreglista musical que ha trabajado para algunos otros films en el pasado. Muchos de los fondos musicales de la película fueron compuestos por él, y eso incrementa el valor del producto final que se ve en pantalla. La amistad, salud, discapacidad y fotografía son los motores temáticos de esta historia tan bien contada.
©José Luis García/Cinestel.com