«La Luz Incidente», con Érica Rivas; rehacer una vida tras la pérdida

Cine argentino 2016
Tras «El Otro», Ariel Rotter llevaba más de 8 años sin incursionar en el cine, pero mereció la pena la espera ya que el director argentino vuelve a exhibir su arte en un filme que si bien es contenido, ofrece un volumen y ritmo narrativo de altura. «La Luz Incidente» es una historia rodada en blanco y negro que está ambientada en la década de los ’60 del siglo veinte. Érica Rivas interpreta a Luisa, una mujer joven con dos hijas pequeñas que acaba de enviudar como consecuencia de un grave accidente de automóvil en el que murieron su hermano y su esposo. Desde que murió su marido, ella no logra rearmar su vida, pero un hombre desconocido y seductor irrumpe en su día a día para proponerle reconstruir todo. En ese momento de duelo y de melancolía muy profunda, Luisa necesita tiempo, pero Ernesto insiste con naturalidad y respeto porque trae consigo una energía muy distinta a la que viene habitando en la protagonista desde que ocurrió la tragedia.
«La Luz Incidente» contrapone en ese sentido la sensación de vacío interior, pérdida y sueños frustrados de su protagonista, con el brío que el nuevo pretendiente muestra al ver que tiene la posibilidad de construir aquello que nunca antes pudo. Ernesto le proporciona a la cinta algunos guiños de humor que vienen a equilibrar ese tono melancólico y de dolor que siempre está presente.
La actuación de Érica Rivas es muy acertada, en línea con su extraordinario talento actoral que fue conocido a nivel internacional por «Relatos Salvajes», pero que ya venía demostrando en muchas otras actuaciones suyas en cine y teatro. Aquí su lucha interna se dirime a partir de una situación que es confusa y extraña, pues está atrapada en las contradicciones de tener que asimilar la muerte repentina de su esposo, frente a la nueva posibilidad que se le presenta de rearmar una familia. De igual modo, tiene que luchar contra la paradoja de que el deseo que pueda sentir por Ernesto se yuxtaponga con el recuerdo a la figura del ausente en el medio de un descalabro emocional fielmente representado.
Ariel Rotter utiliza un esquema de narración preciso, siempre al servicio de lo que está contando y mostrándose muy hábil en el manejo de los planos y contraplanos, la fotografía de interiores y un par de travellings en momentos que son bastante indicados para ello.
También destaca su notable cuidado estético, formal y sonoro, donde abunda la identificación del personaje principal con algunas cosas que pertenecieron al marido fallecido y se destilan fondos musicales de jazz en algunas partes concretas del filme. No hay que olvidar que «La Luz Incidente» es una película ambientada en los años ’60, un momento en el que la mujer no estaba tan liberada como pareja de las decisiones del hombre, aspecto que Rotter hace especialmente notar en su guión a través de una conversación que se mantiene en el interior de un automóvil.
Marcelo Subiotto es el actor que encarna al incisivo aspirante a ocupar el vacío dejado por el malogrado esposo, mientras que Susana Pampin representa a la madre de Luisa. El inicio de esa relación es claramente errático, hay algunos claroscuros previos en la vida familiar, pero la protagonista tiene una imperiosa necesidad de ver la luz en el medio de tanta oscuridad recién vivida, aunque por supuesto hay dudas de todo tipo. Buen cine y muy esperado el regreso de Ariel Rotter después de tanto tiempo.
©José Luis García/Cinestel.com