«Anna», con la actriz Juana Acosta; circulando siempre a contramano

Es uno de los estrenos más esperados del año en Colombia luego de su premiere mundial en el Black Nights Film Festival de Tallinn (Estonia). La actriz internacional Juana Acosta protagoniza «Anna», un filme dramático en el que felicidad, maternidad, libertad y familia están puestas en cuestión por determinadas fragilidades personales que se encadenan. Anna es una colombiana que vive en París con su hijo Nathan al que ama con locura. Trata de pasar el mayor tiempo posible con él, pero está separada de Philippe, el padre del niño, y eso la impide tener una acercamiento mayor hacia el pequeño ya que el francés no confía en ella por algunos motivos que inicialmente desconocemos, pero que poco a poco iremos sabiendo a lo largo de la película. El caso es que Anna acaba decidiendo abandonar el país rumbo a su tierra natal junto a su novio Bruno para llevarse al niño. Tras esa huida, ella tratará de poner los cimientos para que los tres lleguen algún día a formar una familia.
Queriendo ser una madre perfecta, a medida que avanzan las horas una vez llegados al destino se irá dando cuenta de que los problemas que estarán surgiendo no serán tan livianos y superables como en un principio pudiera parecer; no solamente por la incomprensión de algunos familiares, sino también por una tensión psicológica que irá en aumento hasta mezclarse con ciertos inconvenientes íntimos y personales no resueltos del pasado que inevitablemente volverán a surgir. Así pues, la precipitación y el nerviosismo inicial disimulado durante el escape en avión se unirá más tarde a un remolino de desorden que mezclará unos cuantos ingredientes de esos que en ocasiones son capaces, en según quien lo padece, de hacer florecer la desesperación y la histeria.
«Anna» posee un genial trabajo de cámara, con diferentes estilos que son acordes a cada uno de los momentos que vive esta película que desde un principio despliega toda una serie de posibilidades de resolución en la mente del espectador que luego podrán o no confirmarse. La función específica de cada uno de los actores está muy bien trabajada por ellos, incluido el niño franco-colombiano, pero en especial hay que destacar la poderosa actuación de Juana Acosta en el desarrollo de las emociones y sentimientos de su Anna, de la que se apropia enteramente.
El uso de los hijos como chantaje emocional hacia la pareja o ex-pareja, los intentos de comprar la felicidad de un niño mediante regalos, la obsesión por llegar a ser algo que no eres y la angustia al saber que no lo estás logrando, así como la hospitalidad y generosidad que se da en el mundo rural de Colombia, -el film acaba siendo una road movie-, forman parte de esta buena película cuyo final puede resultar repentino, pero si te lo piensas bien después de que ha acabado, es totalmente coherente con todo lo que se ha visto.
Esta es la ópera prima del director colombiano de ascendencia francesa Jacques Toulemonde Vidal, quien aquí explora «algunas temáticas que fueron recurrentes en el cine estadounidense de los años ’70, donde abundaban los personajes marginados que perseguían sueños ilusorios y obraban con reacciones extremas e irracionales, en busca de la redención en medio de una sociedad que no los entiende y los aliena».
Toulemonde es co-guionista de «El Abrazo de la Serpiente» de Ciro Guerra, con quien fungió como asistente de dirección en «Los Viajes del Viento», lo mismo que hizo en «La Sociedad del Semáforo» de Rubén Mendoza y «Roa» de Andi Baiz, entre otros. Su primer cortometraje como director, «Un Juego de Niños», dirigido en enero de 2010, obtuvo más de treinta participaciones en festivales y recibió más de diez premios internacionales. Su siguiente film será «Cariño», el retrato de un rapero que se sume en una espiral de violencia al tratar de sacar a su familia adelante en Bogotá.
©José Luis García/Cinestel.com