«Juana a los 12», de Martín Shanly; la educación y la incertidumbre

Estreno en Buenos Aires Cine Gaumont (CABA)
El argentino Martín Shanly afronta su primer largo en un espacio que le es familiar, la escuela bilingüe donde él estudió y en el momento del rodaje lo hacía su hermana Rosario, la protagonista de este sutil drama sobre una niña en plena pubertad que no encaja con el sistema educativo que se desarrolla en el centro, pues además de combinar clases íntegramente habladas en español o en inglés, sigue por obligación el modelo general y uniforme con el que se imparten las clases.
A sus 12 años de edad, todo es confuso para Juana, la protagonista de esta ficción encarnada por Rosario Shanly, porque si bien los contenidos educativos que se enseñan son coincidentes para todos los alumnos, hay casos de niños que tienen mejores capacidades cognitivas y de desarrollo intelectual y se aburren porque consideran que la velocidad con la que se enseña es lenta. Pero es que además se consideran unos incomprendidos y por eso se rebelan y hacen travesuras para llamar la atención.
Un método de docencia tan homogéneo no contempla casos como el de Juana, y ahí es donde comienzan los problemas. El centro se escuda en que se trata de un problema neurológico de la niña y le aplican unas pruebas con el propósito de comprobar su capacidad de memorización. Juana trata con indiferencia a sus maestras, mientras que su madre comienza a buscar ayuda externa. Son una familia de clase media-alta, y la mamá de la chica parece tener un comportamiento distinto cuando está a solas con ella, al punto de llegar a simular estornudos cuando Juana habla de algo. ¡Siempre hacés lo mismo, me cortás el estornudo!, le espeta.
«Juana a los 12» es una película recomendable, áspera e incómoda, que cuestiona con libertad a todos y cada uno de sus intérpretes y no sólo al sistema educativo, como pudiera parecer a priori, sino que también ofrece una visión muy amplia para la reflexión del grave problema que tiene su protagonista al no encajar en el modelo de estudios, así como del nivel de instinto materno que posee su progenitora, lo que le provoca una reiterada incomunicación con la hija. Igualmente vemos una escuela con bastantes rigideces, hasta el extremo de que la niña tiene que pedir permiso inclusive para nadar de espaldas en la piscina. Es un colegio de corte tradicional que maneja valores importados desde la Gran Bretaña. Buen debut de Shanly en la dirección de cine.
©José Luis García/Cinestel.com