«La Memoria del Agua», de Matías Bize; dolor, reconstrucción y vida

Nadie discute que el agua es uno de los elementos fundamentales para la vida. Elena Anaya y Benjamín Vicuña son la pareja protagonista de «La Memoria del Agua», el filme del cineasta chileno Matías Bize que cuenta, una vez más, con el beneficio de un excelente guión co-escrito junto a su guionista habitual Julio Rojas. Si hubiéramos de destacar alguna cosa de esta película, sería todo ese trasfondo de autenticidad y de verdad que emana de una historia influenciada por un suceso muy traumático, pero que en realidad nos está hablando de la lucha de una pareja por lograr mantener su relación mas allá de esa debacle que los consume por dentro a los dos. Bize es un director que nunca se ha tomado con ligereza sus trabajos y es probable que éste sea su filme más profundo visto hasta la fecha. Las relaciones amorosas siempre han estado en el foco de sus preferencias.
El olvido y la reconstrucción son los dos ejes clave sobre los que se sustenta toda la narración de este filme. La pareja protagonista acaba de perder trágicamente a su hijo de cuatro años de edad y ese inmenso dolor los ha fracturado afectiva y anímicamente. Ahora la vida debería de seguir, pues no hubo ni habrá remedio alguno a lo que pasó. Por el poco tiempo transcurrido, ambos tienen la sensación de que es como si la evolución de las cosas se hubiese parado; ahora hay un prolongado tiempo de pausa emocional en sus vidas en el que deberán de indagar en sus propios temores.
Con ese importante trauma, cada uno de ellos aborda sus posibilidades de continuidad de diferente manera. Ella tiene una particular mirada hacia adentro por la que parece que cada vez se está hundiendo más y más. Su principal valor para salir adelante es el de la negación, aquello que era así ya no continuará igual y siente la necesidad de buscar en otros lados alguna forma de evadir ese miedo a enfrentarse con el recuerdo de su realidad pasada. Por el contrario, él parece algo más decidido a afrontar todo el conflicto emocional asumiendo esa nueva verdad que llegó de improviso.
Precisamente él es arquitecto de profesión, metáfora perfecta que Bize y Rojas introducen en el guión de una película que trata sobre la reconstrucción de una pareja y de cómo la vida sigue, pese a que a veces suceden cosas que no nos gustan ni deseamos que ocurran en absoluto.
«La Memoria del Agua» es una historia que brilla por su representación de las emociones, -Anaya está perfecta en ese papel tan esencial-, y también por las locaciones elegidas que son más de ochenta. Bize contaba que es una historia en la que la verdad es fundamental, pero es que además hay muchos gestos y miradas que dicen mucho dentro de una relación de pareja, así como una escena casi al final en un bosque que probablemente es de lo más acertado de esta película sobre el dolor de lo pasado y la necesidad de continuar.
©José Luis García/Cinestel.com