“Vigilia en agosto”; insana complicidad y calma insoportable

Estreno en Argentina
Con la escritura del guion y la dirección de su primer largometraje, el director cordobés Luis María Mercado presenta una historia de contención muy subliminal que simpatiza de inmediato con lo que es la lucha feminista por la igualdad.
“Vigilia en agosto” es una película rodada en un contexto rural, donde a su protagonista, Magda, le están sucediendo cosas que los demás no quieren ver. Le falta muy poco tiempo para que llegue el día de su casamiento, pero en paralelo también están ocurriendo realidades extrañas entre las personas de su entorno, que involucran a su novio.
A la tensa atmósfera de las jornadas previas a la celebración de la ceremonia, se le añade una enfermedad avivada por el frío, que también contribuye a crear incertidumbre sobre si ella estará preparada para asumir en condiciones ese acto tan decisivo de su vida.
La falsedad de otros personajes, que se comportan con ese cinismo de no querer ver, así como las condiciones en las que se desenvuelve una sociedad patriarcal, funcionan como motor de una situación bastante triste que la actriz Rita Pauls interpreta con contención y sabiduría.
Y en ese sentido, brilla con especial ímpetu el hecho de que Mercado haya sido capaz de calibrar un guion alrededor de un personaje femenino, pues no es tan usual como pueda parecer que un director lo haga.
El realizador pone en crisis la bonhomía, esa cualidad que siempre hay que revisar entre líneas, porque aquí se transforma en perturbadora por completo, mientras la protagonista está inmersa en un mar de contradicciones. El filme es honesto con esa realidad y no busca subterfugios, sino que explora una de las partes más demenciales de la condición humana: la de saber algo pero hacer la vista gorda, cooperando a crear una complicidad con quien no hace bien las cosas.
“Vigilia en agosto” contiene además un final sorprendente que contribuye a reafirmar esa desgraciada normalidad insoportable.
©José Luis García/Cinestel.com