Venecia: a propósito de Rodrigo Plá y «Un Monstruo de Mil Cabezas»

Rodrigo Plá es un cineasta mexicano de origen uruguayo que debutó hace ocho años con «La Zona» en el marco de esta misma Biennale di Venezia, dentro de su Mostra cinematográfica, donde obtuvo el premio a la mejor ópera prima. Luego vinieron «Desierto Adentro» y «La Demora», y en este 2015 volvió de nuevo a la ciudad de los canales para inaugurar la sección Orizzonti con un desconcertante thriller protagonizado por la hasta ahora actriz de teatro Jana Raluy. «Un Monstruo de Mil Cabezas» es la historia de una mujer que se resiste al duelo y se enfrenta a una gran corporación. El relato arranca a partir de un libro homónimo de Laura Santullo, esposa de Plá, que junto a él también está viviendo un particular romance con el cine.
La película explora distintos estados de reacción ante las injusticias. Lorena es una mujer cuyo marido está convaleciente por cáncer, pero el hospital le niega el tratamiento que debería corregir ese desequilibrio. Pasa el tiempo y el enfermo empeora, mientras que los más de 15 años que llevaba pagando a una aseguradora privada no están sirviendo para nada. Aquello que pudiera ser un enojo inicial, provoca un quiebre emocional en el personaje. Hay un momento en el que la mujer no da más de sí y quiebra en su indignación, pasando al cólera, la furia, y la ira.
El filme de Plá emplea flashbacks y pronto vamos a saber que la mujer está siendo juzgada al haber sido esclava de sus reacciones ante la desesperación. El director aclaró en la presentación que con la película sólo quería mostrar esa rabia para que el espectador pudiera llegar a sentir empatía por las emociones de esa esposa y madre de un hijo, pero marcando cierta distancia a través de los juegos de cámara para que no fuera así en lo que respecta a la acciones. Ciertos momentos de humor negro contribuyen a aligerar un poco la carga dramática de denuncia social.
Con un estilo narrativo muy sobrio, el relato parece estar condenando la ineficiencia, la burocracia y la corrupción de una sociedad que sólo se preocupa por el beneficio económico. En este caso, el monstruo de las mil cabezas sería esa gran corporación sanitaria privada, y se ve que Plá sigue desarrollando en sus filmes temas de orden social que parten de un evento particular determinado, habiendo temas de fondo que se reiteran en sus trabajos como, reconocía, ocurrían igual en ‘La Zona’: «Tratamos en ambas películas el tema de la ausencia del Estado, que está dejando espacios libres y no nos ayuda a dirimir problemas impartiendo justicia, determinando a quién le corresponde qué cosa, lo que provoca que puede haber personas que terminen tratando de tomar la justicia por su mano».
El cineasta está convencido de que la mirada del otro que puede distorsionar la visión de cualquier cosa, sobrevuela la película, y en ese sentido explicaba en cuanto al trabajo de cámara, que intentaron «utilizar mucho los reflejos para que se viera que era una especie de punto de vista subjetivo distorsionado. La puesta de cámara está muy vinculada al trazo escénico, hacemos un shooting a partir de que existen las escenas montadas. La verdad es que soy bastante riguroso con los actores, les exijo mucho, y montamos las escenas de corrido, osea, si duran cinco minutos las hacemos sin cortes, como si el tiempo es lo primero que descubriéramos en ellas y después vamos colocando la cámara para ver desde dónde queríamos narrarlo».
La actriz Jana Raluy contó en la Mostra de Venecia que el fallecimiento poco tiempo antes del rodaje de su padre por motivos de enfermedad parecidos a los de su marido en la ficción, le ayudó mucho a la hora de poder encarar este personaje. Plá trató de complejizar la situación que trata el filme con diferentes puntos de vista abordados inclusive con elementos de cámara, y añadió respecto a ese debate que «a nosotros nos gustan los personajes que se encuentran en un lugar donde todavía pueden optar. Para mí es importante colocarlos en situaciones en donde se enfrentan a un dilema ético, porque no son gente forzada a una posición concreta, sino que en realidad son personas con recursos para tomar una u otra decisión, y eventualmente se equivocan. Eso es lo que los vuelve interesantes y complejos desde nuestro punto de vista».
©José Luis García/Cinestel.com