Entrevista a Cristina Linares, directora de “Semillas de Alegría”
Estrenada en España
Los cines Verdi de Barcelona y Madrid acogen el estreno del primer largometraje de la colombiana radicada en España, Cristina Linares, un retrato en clave de ficción sobre las realidades que viven distintos niños de diferentes países y continentes.
El filme se inscribe dentro del llamado cine por la educación, ya que sus historias claramente convergen hacia un deseo común de prosperidad frente a las dificultades. La pretensión de los distribuidores del film es que se pueda ver en el máximo número de salas posible a través de proyecciones especiales.
“Semillas de alegría” es un relato pensado para todos los públicos. Aranjuez (España), Cacula (Angola) y Cartagena de Indias (Colombia), son las localidades en las que tuvo lugar el rodaje.
Coproducen el film Conmigo Vienen AIE (España), Tus Ojos (España) y Las Perlitas (Colombia).
Linares presenta una historia coral inspiradora que parte de las dificultades que cualquier tipo de familia se puede encontrar a nivel local, pero que a su vez tiene en cuenta que siempre hay una salida posible a los problemas y que con perseverancia es posible un avance positivo.
En Aranjuez dos niños interpretados por Diego Poch y Carla Pozos (El Rey León), son amigos y la madre de ella tiene grandes dificultades para encontrar trabajo. Por su parte, Diego tiene deseos de conocer a su padre como requisito para reconciliarse con su madre.
Miguel es otro chico que vive en Cacula y que un día monta una singular protesta individual: se sube a un árbol y afirma que nos se moverá de allí hasta que las autoridades tomen medidas para mejorar el pequeño y precario hospital del pueblo.
Y en Cartagena de Indias, el actor adulto colombiano Jhon Narváez (Pájaros de verano) obtiene la complicidad de su abuela con el fin de intentar convencer a su padre para que no les venda sus tierras a unos empresarios hoteleros.
La película contiene frecuentes fondos musicales y la realizadora y su equipo consiguen resolver la parte final de una manera brillante.
Cristina Linares responde las preguntas de Cinestel:
– Hay quien dice que hacer películas con niños es difícil, pero da la impresión de que en tu caso no ha sido tanto así. ¿Estoy en lo cierto?
Claro que sí. Trabajar con niñas, niños o jóvenes no es para nada difícil. Es maravilloso y delicioso, podría decir. Para mí por lo menos nunca representaba una dificultad. Es lo que me gusta y prefiero a los niños y a las niñas o a los jóvenes que a los actores adultos. Simplemente hay que escucharlos un poquito y tener en cuenta que tienen sus tiempos, como los tenemos todos. Y ya está.
– Aunque el tema de la titulación colectiva de propiedades en Colombia no es muy conocido en el exterior del país, sí que hay casos similares en otros países y es muy interesante como lo desarrolla la película frente a las presiones externas. ¿Siempre tuviste la intención de tratar problemas de este tipo en el cine?
La Boquilla sí que es un caso modélico en Colombia, donde fue la primera población que utilizó ese recurso legal de la titulación colectiva. Y entonces a mí sí que me pareció interesante. Lo que pasa es que la realidad es que esa titulación está sobre el papel respaldada por la Constitución y por todo el sistema legal colombiano, pero luego te encuentras que las personas si no tienen qué comer, van a buscar la manera de vender lo que tienen y al final hay una división entre la gente de la localidad que defiende la titulación y quienes prefieren vender frente a esa necesidad de tener que comer.
– Pero sí que igualmente hay un sentimiento de colectividad bajo esa premisa. ¿No es así?
Sí, totalmente. Entre los niños y las niñas y los profesores de Tambores del Cabildo, ellos es a través de la música como preservan la tradición caribeña colombiana, pero ése es un instrumento para conservar su identidad, para saber quiénes son, de dónde son, por qué están ahí y también por qué deben de seguir ahí.
– El caso de Angola tal vez es diferente porque es un país petrolero, donde creo que es caro y difícil rodar allí si no tienes algún tipo de apoyo. ¿Cuál es tu punto de vista al respecto?
Es difícil porque es un país con mucho petroleo efectivamente, pero es un lugar muy pobre, como ocurre con todos los países del África subsahariana. Entonces ahí le veo yo la dificultad, porque es un país sin recursos en la realidad. En su contradicción, es un país riquísimo porque tiene mucho petroleo y también se han descubierto diamantes últimamente allí; osea que tiene cantidad de recursos, pero la mayoría de la población es inmensamente pobre.
Sí es caro, pero también es barato en el sentido de que si tu te planteas una producción de muy bajo presupuesto, la gente te va a echar una mano y podrás sacarlo adelante.
– ¿Y la parte de España ha sido concebida a partir de lo que tu has observado como residente en primera persona?
Yo no sé si estaré equivocada, pero creo que los niños y las niñas en España sí que tienen más plenitud en sus derechos fundamentales. Y visto así en comparación, por ejemplo, con Colombia, eso es cierto. Pero me da la sensación que tienen mucha menos visibilidad social. En parte porque se les quiere proteger y están amparados por esa protección al menor en los medios de comunicación frente a cualquier exhibición pública, lo cual me parece muy bien, pero por otro lado en determinado tipo de televisión o de cine educativo sí que es necesario que los niños se vean ellos mismos.
Para los referentes será importante que un niño de Santa Coloma de Gramenet se vea reflejado en otro niño de su edad que está en Coslada o en Tudela. Esa presencia la echo a faltar. Creo que se hacen cosas muy interesantes a nivel particular y a nivel institucional, pero debería de haber más visibilidad en la infancia y también establecer más caminos de participación.
– La existencia de niños consentidos la película la refleja solamente en España. ¿Es porque así lo ves tú como observadora privilegiada que conoces otros países?
Niños maleducados desafortunadamente hay en todo el mundo. Pero como digo yo, esa responsabilidad nunca va a ser de un niño o de una niña, sino que es más de los padres, porque ser padre o madre es tal vez el trabajo más importante que uno pueda tener en su vida. Y tener hijos es algo maravilloso y enriquecedor de lo que se aprende infinito, pero es la mayor responsabilidad que uno pueda tener, porque uno está educando personas. Entonces es dificilísimo, pero si uno tiene hijos y se mete en semejante compromiso hay que intentar hacerlo muy bien.
– También abordas en el film el problema de las madres solteras, quienes concretamente en España han tenido dificultades de todo tipo. ¿Influyeron en ti estos grandes problemas cuando inicialmente pensabas en el guion?
Educar en general es complicado, da igual si es una familia tradicional, monoparental o de otro tipo. Pero también es verdad que estamos en una sociedad en donde, como dicen, la realidad es tozuda. Ahora hay muchos tipos de familias y una de ellas son las madres solteras. Educar nunca será fácil; es un camino maravilloso pero muy duro. Entonces cuando estás solo, da igual si eres madre o padre, a veces se hace muy complicado y yo quería un poco reflejar esa situación.
– La idea que surge al ver “Semillas de Alegría” es la de que siempre hay una salida posible a todos los problemas que nos acechan y que todo depende de las personas, individual y colectivamente…
Exacto. Individualmente en el sentido de la actitud, pero colectivamente en la ejecución. En eso tienes toda la razón. Es decir, nosotros creemos que no es suficiente con señalar la realidad y mostrarla para que se vea dónde están los problemas, sino que las personas tienen que buscar soluciones ellos, porque en estos lugares, tanto en la historia de Aranjuez como en la de Cacula en Angola, como en la de La Boquilla en Cartagena de Indias, la realidad nos ha enseñado que la gente no se queda lamentándose y cruzándose de brazos, sino que hay personas que siempre proponen lo que se puede o se podría hacer en luchas como la de conseguir agua.
La gente no deja que los problemas le pasen por encina, sino que busca soluciones, y eso es lo que a mí particularmente me gusta: pensar que la búsqueda de la felicidad es también encontrar soluciones a los problemas que trae la vida, aunque muchas veces no están bajo nuestro control porque desafortunadamente la sociedad es como es, pero que no se deje la gente de eso. Es super-importante dar una visión positiva, y es lo que dices tu, que parte no solamente de las personas, sino también del colectivo, que es muy importante.
El productor de la película decía que la película hablaba de que todos podemos más. Tal vez más despacio, pero llegamos mejor cuando no se deja nadie atrás.
©José Luis García/Cinestel.com