60 Seminci: reseña de algunas películas de Punto de Encuentro
La sección Punto de Encuentro de la Semana Internacional de Cine de Valladolid es una muestra paralela de carácter competitivo que reúne primeras o segundas películas que posean un especial relieve por su valía temática o estilística. Se trata de una ventana dedicada a las óperas primas en donde se pueden encontrar interesantes hallazgos. Reseñamos tres de ellos que venían de recibir algunos premios: el segundo largo de la realizadora tunecina Leyla Bouzid, actual estudiante de dirección en la FÉMIS de París, que con su «A peine j’ouvre les yeux» se centra en la juventud del país norteafricano; el debut del checo Slávek Horák con un interesante drama contemporáneo titulado «Domácí péče» acerca de la familia y su felicidad; y el también primer filme del coreano americano Josh Kim, que en «How to Win at Checkers» mezcla diversos asuntos familiares.
A peine j’ouvre les yeux
Ambientada en el verano de 2010, unos meses antes de la Revolución, «As I Open My Eyes» (título en en inglés) es un drama juvenil que tiene como referente a su actriz principal Baya Medhaffer, quien encarna a Farah, una chica de 18 años a quien le gustaría dedicarse al mundo de la canción en contraposición con los deseos de su padre de que estudie medicina. Como amateur, canta gratuitamente en una banda de rock político que pulula por los bares de la ciudad, en donde el alcohol circula entre todos los presentes y ella descubre al amor de su vida. Para conseguir actuar en las noches, escapa del control de su madre mediante distintas argucias.
Leyla Bouzid puso especial énfasis en que en la película se reconozca la especial tensión que existía entre la juventud de Túnez muy poco antes de la revuelta. Muy interesante es seguir la letra de las canciones que sin lugar a dudas es un preludio de las protestas posteriores. Contaba la directora que «Farah es una de esas jóvenes que busca vivir la vida al máximo a pesar de la presión de la familia y un estado policial omnipresente». Las dificultades que veían los jóvenes en ese momento estribaban en un evidente estancamiento de las normas y los procedimientos. Es un acierto que en el filme, directora y protagonista sean mujeres, porque en los países del área musulmana son ellas quienes más sufren la falta de libertades personales, como se puede apreciar en una parte final del filme en la que hay un cierto abuso de autoridad de quienes deseaban mantener a toda costa su statu quo.
Domácí péče (Home Care)
Slávek Horák debuta con esta historia emocional con elementos divertidos que pone énfasis en el tema de la mortalidad para resaltar lo gratificador que es llevarse bien con el resto de seres humanos, ya que todos vamos a acabar en el mismo destino final. Aquí Vlasta es una de tantas personas que han llevado al límite toda esa capacidad solidaria, hasta el punto de que ha puesto por delante el bienestar de los demás al suyo propio. Se trata de una mujer que es asistente domiciliaria para enfermos, la mayoría de ellos de la tercera edad.
Rodado en una zona vitivinícola de la República Checa, el filme nos hace con humor un repaso a diferentes formas de vivir cuando se piensa o reflexiona acerca de la muerte. La protagonista va a sentir por primera vez en su vida que tiene que ser cuidada, y es cuando se verá obligada a revisar su obvia falta de autoestima. El tema de la felicidad como concepto ambiguo y abstracto planea por sobre de todos los personajes, con un marido muy parco en sus emociones, una esposa-enfermera que no se ha abierto del todo a la belleza de la vida, aunque pensaba que sí, y unos pacientes de lo más variopinto que le añaden una nota de color atractiva a toda la propuesta. Un guión muy bien escrito y mejor actuado.
How to win at checkers (Every time)
Ópera prima del coreano-estadounidense Josh Kim que explora la relación entre hermanos y entre ellos y los padres. «How to win at checkers (Every time), es un relato que trata de aproximarse a cómo la pobreza, la política y la pérdida de la inocencia pueden hacer o deshacer un vínculo tan precioso como el familiar. La trama de la película ocurre en los barrios periféricos de Bangkok, un mundo que crece muy rápidamente, y el protagonista es un chico de 11 años que ha perdido a sus padres y vive con su hermana, mientras que su hermano mayor, Elk, vive con su tía y trabaja en bares que son prostíbulos de travestis.
En Tailandia, el reclutamiento para el servicio militar se hace mediante un sorteo bastante excluyente, pues son una buena parte los que se libran de hacerlo. El filme también se fija en las esperanzas que muchos de ellos tienen de no ser llamados a filas, pues es lógico que aunque haya quien todavía hoy en el siglo XXI piense lo contrario, habrá jóvenes con otro tipo de expectativas vitales a quienes no les atraiga esa idea y tal vez piensen que hay otras formas mucho más interesantes de servir a su sociedad, aunque todavía se encuentren en pleno proceso de búsqueda.
Elk mantiene una relación sentimental con otro chico y se ve envuelto en unas acciones determinadas en su vida diaria que tienen consecuencias dramáticas y traumáticas. Contada desde el punto de vista del hermano menor, la película tiene un buen desarrollo y no toma partido por ninguno de los personajes, en un entorno en el que las condiciones sociales se rigen por la corrupción y los falsos ideales alimentados por una obcecación de la juventud en parecerse e imitar las formas de los chicos y chicas occidentales, como si rechazaran sus propias costumbres e identidad histórica. Un pueblo al que se le impide desarrollar su identidad propia, está prácticamente anulado.
©José Luis García/Cinestel.com