«Showroom» con Diego Peretti; obsesionado por vivir en la ciudad

Sección Oficial Mostra de cine latinoamericano de Cataluña (Lleida).
Lleida acogió la premiere europea de la primera ficción del hasta ahora documentalista argentino Fernando Molnar, casi a punto de producirse su esperado estreno en Buenos Aires (el 30 de abril), luego del suceso cosechado por su antiguo compañero en la dirección Sebastián Schindel, quien recién estrenó «El Patrón, radiografía de un crimen». A todas esas expectativas del público se le agrega como aliciente el papel protagónico en «Showroom» de Diego Peretti, un buen profesional que es conocido a nivel internacional, inclusive en España donde se han estrenado varias de sus películas.
La ópera prima en solitario de Molnar es una comedia negra en la que Peretti encaja a la perfección en su papel, tal vez porque está regresando a cuadros de actuación que rodean las inmediaciones de otros personajes que ya había interpretado. Aquí es la obsesión por las apariencias lo que lo corroe. Cuando las cosas no le van del todo bien, se ve obligado a irse a vivir al visualmente impresionante Delta del Tigre, pero allí no está nada a gusto porque en realidad lo que le habría gustado es quedarse a vivir en su bulliciosa pero amada capital.
Expulsado de su trabajo, un tío suyo le ofrece a su familia esa casita para vivir y además otro empleo distinto como vendedor en el showroom de un nuevo complejo situado en la zona bonaerense de Palermo Boulevard. Todos los días deberá recorrer muchos kilómetros para trabajar y su obsesión por volver a vivir en la capital va a ir cada vez a mas.
Fernando Molnar cuenta a Cinestel durante la celebración de la Mostra de cine latinoamericano de Cataluña acerca de este proyecto apoyado por el Mercado de coproducción de Guadalajara (México), y que poco antes de su estreno argentino pasó por la capital del Segrià, Pantalla Pinamar y Punta del Este:

Fernando Molnar
«La película habla de muchos temas, entre ellos de lo que significa la calidad de vida para las personas y también de esa necesidad imperiosa de una clase media que pretende formar parte de algo que en realidad es todo muy forzado. En algún punto es una historia sobre cómo un hombre puede llegar a mimetizarse con el trabajo hasta llegar a un extremo de autismo y de separación de su familia.»
«En el filme hay muchos temas relacionados entre sí y que básicamente tienen que ver, entre otras cosas, con una crítica mía hacia una clase media acomodada, que deja de serlo y que pretende de alguna forma volver a formar parte de algo a donde no pueden volver a entrar porque fueron expulsados. Siempre de la mano de Diego Peretti y de un elenco que por suerte pudimos tener para la película, encontrando entre todos un tono en el cual ubicar esta historia».
– ¿La actuación de Diego Peretti fue determinante a la hora de otorgarle ese carisma al personaje que tú necesitabas?
Sí, la verdad es que me encontré con Diego en una Muestra de cine en Madrid, más o menos en el 2010, año en el que yo ya estaba con la idea de la película, y de repente fue como una conexión casi mágica donde lo miro y pienso que es el perfecto protagonista de «Showroom». Y así fue. Diego es un actor increíble, muy solidario, que participa mucho de la contextura del personaje, del armado del drama de la película, y encontramos una forma de trabajo con respecto a esta interpretación que fue muy interesante y que la desarrollamos en conjunto.
Desde el principio, él participó bastante de lo que fue el guión y trabajamos más que nada un personaje que no podía ver para los costados, que tenía un objetivo hacia adelante que era volver sí o sí a Capital. Este elemento de caracterización, creo que Diego desde ya, lo tomó, lo desarrolló, y eso se percibe en la película.
– Llama la atención precisamente eso, que en él no hay otra alternativa y que sus pensamientos son algo fijo.
Sí, es algo que nos sucede a muchos seres humanos, que cuando se nos pone algo en la cabeza, no medimos las consecuencias que pueden ser más dramáticas que la necesidad de llegar a un objetivo. En este caso él va hacia adelante como una máquina, y de hecho trabajamos mucho el concepto de robot, según el cual él se va transformando en sus movimientos y gestos en una especie de robot humano, que cada vez es menos humano y más robot en realidad.
Una vez que llega a su objetivo de conseguir un lugar en Capital, es la primera vez que él vuelve a sonreír nuevamente en la película, cuando lleva a su mujer y a su hija en ese trayecto hacia la ciudad. Es la primera vez que se lo vuelve a ver humano después de toda la transformación. Y con esto, como bien sabes, no te estoy contando el final ni mucho menos, pero la verdad es que fue muy lindo trabajar con Diego. Seguramente se podrá haber hecho con otro actor esta película, pero no habría sido lo mismo.
– Veo que aseguraste la fortaleza del guión a través de la participación en su escritura de Lucía Puenzo y de su chico, Sergio Bizzio. ¿Cómo fue esta colaboración?
Yo los admiro, son dos escritores y guionistas ante todo con mucha experiencia y, como digo yo, con mucho universo paralelo. Y bueno, ellos se sumaron en las primeras versiones del guión, donde encontramos el tono de la película, y de ahí en adelante, como la producción se fue atrasando un poco, yo seguí avanzando en otras versiones, pero al mismo tiempo conté con su colaboración que desde el principio fue muy fructífera.
– Viendo el resultado final, parece como que tus inicios en el documental han sido una buena base, porque también en ese otro género, aunque estás tratando algo más real, estás versionando algo. ¿Lo ves tú de la misma forma?
Sí, por descontado. El hecho de estar detrás de una cámara y dirigir aunque sea un documental, a uno le da una gimnasia y una seguridad por la que yo agradezco mucho haber hecho durante 15 años películas documentales. Y sí, en general no suelo dividir demasiado entre el documental y la ficción. Son dos caminos alternativos de contar historias; posiblemente otro director hubiera elegido otra forma distinta de contar «Showroom», pero bueno, desde siempre yo soy un amante del cine documental, me interesa mucho el ser humano, y en ese sentido, en la película se ve reflejado esto que es el comportamiento de las personas, que es algo que me interesa y que lo practico mucho en los documentales.
No me fue muy difícil dirigir actores porque también venía de una carrera de dirigir personas, aunque sí me costó un poco en este paso del documental a la ficción alejarme de la cámara y hallarme en esa situación de estar sentado en frente del monitor; así que trataba de luchar contra ese vicio de estar al lado de la cámara y de los personajes. La experiencia fue buenísima y aprendí muchísimo con todos mis colegas del equipo que ya tenían muchas películas de ficción a sus espaldas más que yo, desde el director de fotografía, hasta el de arte y los actores.
– ¿En esa dinámica, en tus proyectos futuros qué rumbo tomarás? ¿Seguirás en ficción o volverás al documental?
Seguramente iré haciendo ambos tipos de cine porque soy una persona muy inquieta y no me autonombro exclusivamente como director de cine, porque tanto me gusta dirigir documentales o ficción, como filmar artistas plásticos, hacer televisiones,… Me considero como un director integral. Me aburre un poco hacer una sola cosa.
Con respecto a futuros proyectos, tengo algunos en desarrollo, de ficción y documental, que estamos ahí apostando en una situación de nacimiento y espero que pronto saldrán a la luz.
©José Luis García/Cinestel.com