«Songs from the North»; una visión subjetiva sobre Corea del Norte

Nacida en Corea del Sur, pero con nacionalidad estadounidense, la directora Soon-Mi Yoo, consiguió en Locarno el premio a la mejor ópera prima con este trabajo documental que, lejos de ofrecer una visión pormenorizada sobre uno de los países más herméticos del mundo, nos abstrae a lo que fue la situación vivida por parte de su familia y en particular su padre, nacido en el Norte pero que pudo trasladarse a vivir al Sur. Entrelazando material de archivo de tres visitas de Yoo a Corea del Norte con canciones, espectáculo y cine popular, la película ofrece una mirada diferente y limitada a este enigmático país típicamente visto a través de la lente distorsionada de la propaganda patriotera y la sátira burlona.
«Songs from the North» puede ser observado como un documental sobre la condición humana y su exposición a riesgos exógenos que en este caso tienen que ver con la estrategia geopolítica mundial. Lo que sucede en este caso es que ambos países, formados tras la derrota de los japoneses en la Segunda Guerra Mundial, siempre han tenido ese sentimiento de temor que hoy perdura en el del Norte con motivo de las sucesivas colonizaciones llevadas a cabo. De cualquier modo, este filme no se dedica a juzgar ni a uno ni a otro país, no ofrece un juicio sobre nada, sino que se limita a exponer imágenes tomadas de películas, entre las que incluye algunas de «This is Korea» de John Ford, de la televisión y las que captó furtivamente la realizadora durante sus visitas al país comunista, así como también las de una entrevista que hizo a su padre y sobre la que nos va presentando fragmentos a lo largo del film.
Entre las cosas que chocan a cualquiera que no conozca la cultura coreana, se encuentra que la enorme importancia que en ambos países se le da a la familia, en el caso de Corea del Norte se ha extendido hasta el mismísimo Estado, donde todos sus habitantes son considerados como una gran familia y esa es la idea oficial que se transmite también a través de la línea de propaganda estatal. Por eso, unas imágenes de niños cantando entre sollozos en un escenario es imposible que sean entendidas en el exterior y, como es natural, provocan el rechazo en el espectador. Las restricciones a la libertad individual que padecen no pueden ser comprendidas y esta película intenta arrojar algunos datos desde un punto de vista obviamente subjetivo, que tal vez nos puedan ayudar a averiguar el porqué de su presente que también está derivado de esa cultura tan cerrada al mundo exterior.
©José Luis García/Cinestel.com