Julio Hernández Cordón escribe sobre «Te prometo anarquía»

El cine mexicano tuvo en Julio Hernández Cordón su máximo representante en Locarno 2015 (Suiza), Festival Internacional donde acaba de presentar en el Concurso Internacional su nueva película «Te prometo anarquía» en la que sigue evolucionando en la creación de un cine muy personal, muy de autor, a través de la historia de dos chicos patinadores que son amantes y, mientras lo pasan bien, se dedican a robar la droga que posee el jefe de uno de ellos para venderla. A través de un contacto clandestino, se ofrecen para ser «ordeñados» (según la jerga), es decir, venden su propia sangre para hacer negocio con ella. El filme es una especie de híbrido entre documental y ficción con actores no profesionales que en sus papeles protagonistas interpretan a chicos que provienen de diferentes estratos sociales, configurando una historia de amor llevada al límite dentro de una gran ciudad que hace de escenario.
Nota del director
Con «Te prometo anarquía» mi intención fue jugar un poco con el género del cine noir. Apropiármelo utilizando elementos más cercanos a mi filmografía como la mezcla del documental con la ficción, la utilización de no actores, y una atmósfera muy naturalista.
Suelo filmar sin guion, pero con «Te prometo anarquía» pretendí ser más apegado al texto. No lo hice al cien por ciento. Me ganó la vitalidad de mis actores. Muchas escenas y diálogos surgieron en el momento. Necesitaba gente que supiera patinar, me interesaba documentar cómo un grupo de personas se traslada por el cemento ocasionando un sonido particular, un ruido como que si se estuviera lijando el pavimento. Gente que se apropia de la ciudad sin permiso y la modifica lentamente.
También para mí es una película de vampiros diurnos sin poderes. Por otro lado, es una historia inspirada en mi hermano, en la inocencia que se tiene cuando se es joven y se juega a ser criminal sin tener motivos para hacerlo. Igualmente, es una historia en la que quise abrazar a la gente que desaparece sin que entendamos los motivos.
Pretendí hacer una narración muy orgánica, dar la sensación que estamos observando, siguiendo con la mirada a unos chicos.
Quise que mis personajes hablaran de perfil, dar la sensación que somos testigos de una conversación en la que no estamos involucrados pero que presenciamos. La ambientación o arte de la película está dada por las locaciones, muchas escenas fueron escritas partiendo de la locación. Busqué la sensación de que se trata de una historia sencilla, de pocos elementos, que es enriquecida por las situaciones de mis personajes. Quiero escaparme de la idea de que se perciba la ambientación como un elemento que nace por el guión, sino que por el contrario se vea que la ambientación es el refugio o espacio natural de mis personajes.
*Julio Hernández Cordón, director de «Te prometo anarquía»