«Torrente 5, Operación Eurovegas», el golpe del siglo en la peli de moda

Dieciséis años soporta Santiago Segura ideando para la gran pantalla esta serie de películas que llevan y seguirán llevando su marca porque, como dijo en la presentación de este nuevo trabajo, no se piensa apear del proyecto en un futuro. Los cinco filmes se han hecho con la intención de crear un personaje icónico en la cultura popular de masas española a través del cual se pretende que el público pase un rato riéndose de temas que están todos los días en el imaginario de la gente, en especial en el de aquellos que tienen la costumbre de dedicar gran parte de su tiempo a hablar de los deportes, la política o ponerse a ver la telebasura.
Consumada de momento la no participación de Guillermo del Toro en la confección de los guiones, «Torrente 5, Operación Eurovegas» quiere tomarle el pulso a problemas que derivan de la crisis económica. Es ya el año 2018 y al abandonar la cárcel, el ex-inspector se encuentra con una España llena de pobres y que no se adecúa a sus ideales. De inmediato decide colocarse fuera de la ley y localiza a John Marshall (Alec Baldwin), la persona que se ocupó de supervisar la seguridad cuando se planificó el principal casino-hotel de Eurovegas en Madrid, y el más indicado para dar el golpe del siglo que vacíe las arcas. Marshall quiere que Torrente busque entre sus contactos para organizar una banda de atracadores «especialistas».
Distintos periodistas y actores hacen breves cameos a lo largo de la película. Entre los que tienen personajes más estables se puede citar a Julián López, al torero conocido como Jesulín de Ubrique (Jesús Janeiro), y al ya mencionado actor estadounidense Alec Baldwin con el que Segura dice que contactó a través de los padres de su esposa, la mallorquina Hilaria Thomas que trabaja en Hollywood como instructora de yoga de celebridades.
También están Fernando Esteso y Andrés Pajares, dos actores cómicos de entre los años 60 y 80 del siglo pasado que, aunque se los relaciona con otras épocas, tampoco es que tuvieran entonces en algunos puntos una línea narrativa sustancialmente distinta de la que tiene ahora Segura. De hecho, en esta película hay también algunas secuencias que parecen estar haciendo un homenaje a aquel cine tan grosero, tosco y soez como fue el del «destape» de los inicios de la transición política española. Esa es una de las razones por las que el director y protagonista se lamenta, económicamente hablando, claro, de que las mujeres suelen ser las más reacias a seguir sus películas, pero parece que no lo puede evitar porque, pese a haberlo atenuado, aquí su personaje sigue siendo el que era y no abandona su tono machista, tanto en sus insinuaciones como en una escena violenta dentro del Casino.
Hay dos temas que parecen rondar la cabeza de Santiago Segura a la hora de elaborar el guión, y son el de la unidad de España y el del Atlético de Madrid, porque el tema del fútbol también tiene su presencia habitual en las conversaciones que se escuchan en el filme. Entre los diferentes cameos que aparecen en la película, hay uno «fantasma» de un actor ya fallecido con el que trabajó, quien aparece junto a él a través del efecto croma en una escena de 36 segundos que le ha quedado muy bien, pero sobre cuya elevada cuantía económica exigida por la distribuidora para poder incluirla en la película, Segura afirma sentirse tan indignado que no la ha incluido en los títulos de crédito finales.
«Torrente 5, Operación Eurovegas» puede parecer una película oportunista porque algunos de los temas que trata están de actualidad en el momento del estreno, pero no parece probable que sea así sino que suena a coincidencias en el tiempo. La dirección técnica es muy a destacar aunque en cuanto a los planos de cámara, predominan hasta el abuso esos ligeros contrapicados (angulación oblicua de la cámara mirando hacia arriba) en los que de manera artificiosa se coloca a los personajes principales de una forma mucho más resaltada de como normalmente se les vería en un plano a nivel medio. Por otro lado, las escenas en el Casino durante el robo y algunos personajes como el de un butanero y su ayudante, tienen un aire a lo Mortadelo y Filemón, el famoso cómic de Francisco Ibáñez.
Superficial en lo narrativo y sin subtextos que sean significativos, estamos ante una película de risa fácil hecha para un público que procura divertirse fijándose en las formas, en la fealdad física, en las apariencias, o en las conversaciones obsesivas y repetitivas sobre genitales y sexo, y no reflexionando sobre el fondo de las cosas ni buscando un doble sentido como ocurre, por ejemplo, con el humor británico. Un ejercicio que sí que podría ser saludable si fuéramos capaces de ir modificando de vez en cuando nuestras pautas y nuestras varas de medir lo que nos rodea. Segura piensa que quien toma a su personaje Torrente como patrón en la vida, debería de hacérselo mirar por un profesional. En el caso de que así no fuera, la cinta sí que es una buena oportunidad para evadirse y ver una película de aventuras, que en definitiva es lo que acaba siendo.
©José Luis García/Cinestel.com