«La Venus de las Pieles» de Roman Polanski; provocación interpretativa

Estreno en España.
Polanski es tal vez el director de cine más internacional que se conoce por la cantidad de países distintos en los que ha estado o rodado, llegando a inspirar a un gran número de cineastas hoy en día de talento reconocido. «La Venus de las Pieles» no deja de ser una franca sorpresa más en su ya dilatada carrera. Se trata de la adaptación de una obra de teatro de David Ives que ha sido compuesta por el propio dramaturgo y que al director francés de ascendencia polaca le viene como anillo al dedo tanto por la vertiente obsesiva con que se manifiestan los dos personajes del film, como por el avasallamiento intelectual a que son mutuamente sometidos.
Emmanuelle Seigner, esposa del cineasta, y Mathieu Amalric son los únicos actores que aparecen en toda la película que además se desarrolla en un único espacio, una sala de teatro. Thomas es un director teatral que ha convocado un casting para elegir a la protagonista de su próxima obra. Llegado el momento del cierre de las entrevistas, antes de partir de nuevo hacia su casa reconoce por teléfono que ninguno de los candidatos ha sido de su agrado, momento en el que irrumpe en la puerta principal Vanda, una candidata que no había podido llegar antes y que se muestra como muy vulgar, descarada y desenfrenada, que es precisamente todo lo que detesta Thomas.
Ella insiste, y como ha llegado provista de accesorios y disfraces adecuados para la ocasión, él accede a hacerle la prueba. A partir de ahí, el personaje de Vanda va a ir desplegando sus habilidades actorales poco a poco de una manera que sorprende y que es un gran proceso de metamorfosis que acaba convenciendo y diríamos que arrollando con su ímpetu y su fuerza al mismo director, quien quedará fascinado y hasta impregnado por la historia.
La batalla sexual, la sumisión y la dominación son temas que suelen estar presentes en los filmes de Roman Polanski y aquí ha buscado una adaptación de un texto que contuviera esos ingredientes, porque en este caso la novela original es erótica y fue escrita por el austriaco Leopold von Sacher-Masoch. Como la actriz es la mujer del director de la película y el actor tiene tanto parecido físico con Polanski que hasta podría ser perfectamente confundido por él, parece que estamos asistiendo a una lucha dentro del matrimonio e incluso a una disputa por la supremacía en la que inevitablemente aflorarán rasgos ocultos de una personalidad que normalmente no se muestran o que simplemente no se sabe o reconoce que se tenían. El hecho de que ella pasa de ser una mujer vulgar a una intelectual sería un ejemplo, pero hay alguna que otra sorpresa inadvertida en esa misma dirección a lo largo del filme.
Lo cierto es que Polanski es un autor cinematográfico que suele explotar el tema de la perversión y la crueldad del dominador sexual dentro y fuera de la cama en sus obras y como sus espectadores incondicionales ya conocen esta condición, acuden atentos a esos detalles y su resolución en la película que en esta ocasión cuenta además con vestimenta de época. Entre ellos, las similitudes con su obra «Cul-de-sac» van a ser reconocibles de inmediato, pero si recordamos otras, seguro que notaremos el tratamiento de temas similares porque suele ser una constante en sus películas. Producción parca en locaciones pero muy intensa en lo narrativo.
©José Luis García/Cinestel.com