«Viajo Sola» con Margherita Buy; independencia y emancipación

«Viajo sola» es una comedia entretenida de la directora italiana María Sole Tognazzi que cuenta con un consistente guión y una convincente actuación de su protagonista principal, la actriz Margherita Buy que interpreta a una guapa mujer en la cuarentena, soltera por haber desarrollado su vocación de no estar atada a una familia tradicional como concepto radical de lo que es poner el acento en lo que significa la independencia y la emancipación, sin por ello caer necesariamente en el dominio de la soledad, aun a riesgo de que lo que se perciba de ella sea que disfruta de los mayores placeres y los resorts más impecables, pero siempre sola y de incógnito.
La señora tiene un trabajo que consiste en registrarse y pernoctar en hoteles de alta gama, pero como «cliente misterioso», un invento importado de los Estados Unidos ante la proliferación de todo tipo de negocios corporativos. Ya que resulta complicado para una multinacional controlar al cien por cien el trabajo de todos sus empleados, algunas agencias se han especializado en este tipo de trabajos que consiste en pillar ‘in fraganti’ al empleado deshonesto, descuidado o maleducado. Todo es apuntado por el «cliente misterioso», quien al final de su estancia elabora un informe y se lo entrega al director del establecimiento.
La situación cambia cuando Irene (Buy) se entera de que su mejor amigo y ex-pareja Andrea (Stefano Accorsi), deja de estar pendiente de ella, y es entonces cuando va a tener que replantearse si su éxito profesional la ha alejado de sus deseos más personales. A partir de ese momento, la realizadora incluye algunos pequeños tintes de drama que terminan por facilitarnos más pistas acerca de la complejidad de este retrato femenino de una mujer tenaz y valiente que ha elegido construir su vida libremente y alejarla de los arquetipos al uso, sin ataduras y sin hijos.
«Viajo sola» es un film que nos habla además acerca de la falsa opulencia, pero con un personaje que no cae en la superficialidad o la vulgaridad. También sobre el miedo a la libertad y el riesgo de confundirla con la soledad. Al fin y al cabo, la libertad absoluta no existe porque siempre se tiene que optar por un compromiso, continuar con él y abandonar otros, haciéndose a veces complicado variar el rumbo elegido.
©José Luis García/Cinestel.com