Cannes 2014: El cine argentino marcó un hito en su historia reciente

Hay cine y presencia de jurados argentinos en todas las secciones del 67 Festival de Cannes. 2014 tuvo un muy buen inicio con la inclusión de dos películas de la Argentina en la sección oficial de la Berlinale y ese hito se ha extendido al Festival de la Riviera francesa donde incluso a último momento se añadió fuera de concurso el más reciente trabajo de Pablo Fendrik. La deducción de todo ello es que esto es fruto de, por una parte las políticas de Estado que favorecen el desarrollo de la industria del cine, y por otro el considerable interés que demuestran muchos realizadores, actores y trabajadores del cine en completar un producto que esté impregnado de contenido y que por lo menos trate de aproximarse a la esencia del cine como arte.
En cuanto a las películas, que es lo que aquí nos ocupa, Pablo Fendrik se ha introducido con «El Ardor» en lo que se llama el «western latinoamericano». La película nos muestra a Kaí, quien llega flotando río abajo hasta la finca tabacalera de unos colonos que hace tiempo se ven amenazados por “intrusos” que incendian rozados en la selva. No lo conocen, pero dan la impresión de haber estado esperándolo.
Esa misma noche los intrusos atacan la finca. Matan al dueño, hieren a su empleado y secuestran a su única hija. Kaí sabe que no puede evitarlo. Espera a que se vayan para seguirlos y, de a poco, ejecutar una serie de ataques y sabotajes que debilita al grupo de intrusos. La propiedad, el chamanismo y la subsistencia en el medio natural están presentes en todo el relato.
La brasileña Alice Braga coprotagoniza este filme con muy pocos diálogos, en el que se ve a actores y animales en un contexto de violencia, de recelos y de frialdad. El mexicano Gael García Bernal, casado con la argentina Dolores Fonzi, redondea con la sabiduría actoral que le caracteriza, su papel argentino.
Igualmente en un plano de violencia pero en este caso machista, se desarrolla «Refugiado» de Diego Lerman, con Julieta Díaz en el protagónico. Una película en la que se juega mucho con el fuera de campo y donde un «marido verdugo» golpea a su esposa porque cree que el bebé que lleva en la panza no es suyo. Incluida en la Quincena de Realizadores, la historia está narrada desde el punto de vista del hijo de 8 años, Matías (Sebastián Molinaro), que junto a su madre emprende la búsqueda de un lugar en el que se puedan sentir seguros y protegidos. La mirada del niño va a ser determinante para comprender el trasfondo del relato.
La sección «Un Certain Regard» (Una cierta mirada) exhibió «Jauja», lo último del singular cineasta argentino Lisandro Alonso, que en esta ocasión contó con Viggo Mortensen como protagonista. Jauja es un país mitológico, y por tanto irreal, del que se hablaba mucho durante la Edad Media. En esa tierra mítica no era necesario trabajar y el alimento era abundante. Se suponía que quienes lo habitaban vivían entre ríos de vino y leche, y que montañas de queso y lechones ya asados pendían de los árboles ya con una faca en el lomo, listos para ser prontamente degustados. Sin duda la gente exageraba, como siempre. Lo único que se sabe con certeza es que todos los que intentaron encontrar ese paraíso terrenal se perdieron en el camino.
Lo primero que nos va a llamar la atención una vez terminada de ver es que «Jauja» es una película con más diálogos que las predecesoras de Alonso y un motivo para reflexionar sobre lo que es la vida y su continuidad generación tras generación. En un supuesto paraíso terrenal, un oficial danés interpretado por Mortensen se enfrenta a una tribu llamada Cabeza de Coco. El momento que relata el film se parece mucho al de la Campaña del Desierto. Algo que le sucede a la hija del militar europeo desencadena una reacción por su parte. El filme tiene varias partes diferenciadas, como viene siendo habitual en la filmografía de Lisandro Alonso, y su protagonista también es coproductor siendo ésta la primera vez que el realizador trabaja con actores que cuentan con formación previa.
Pero sin duda, la apuesta más arriesgada, si no en lo estético sí en lo formal, es la de Damián Szifron, película sobre la que ya se había dicho que iba a encontrar todo un abanico de opiniones encontradas. «Relatos Salvajes» está estructurada en seis episodios que alternan el suspense, la comedia y la violencia, y cuenta en su reparto coral con Ricardo Darín, Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Diego Peretti, Oscar Martínez, Érica Rivas, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Osmar Núñez, Nancy Dupláa, Germán de Silva, María Marull, Marcelo Pozzi y Diego Gentile.
Szifron había explicado así la génesis del film: «Mientras desarrollaba otros proyectos fui escribiendo una serie de narraciones breves con total libertad. Al reunirlas en un único volumen, advertí que estaban vinculadas por un conjunto de temas que les conferían unidad y cohesión: hablamos de la difusa frontera que separa a la civilización de la barbarie, del vértigo de perder los estribos y del innegable placer de perder el control. Este proyecto involuntario se volvió tan consistente que rápidamente trepó en urgencia y encontró su esquema de producción». Información más amplia sobre la película que fue a sección oficial, aquí.
©José Luis García/Cinestel.com