“El Año del Descubrimiento”, golpes y tormentas en la España del ’92

Film inaugural del 27 Festival L’Alternativa
Tras “El Futuro”, su primer largo en solitario estrenado hace siete años, Luis López Carrasco da el salto a la España de 1992 para mostrar la doble cara y moral de lo que ocurría en esos momentos en el país, y lo hace a partir de su experiencia personal por haber vivido en Cartagena (Murcia) el desmantelamiento de la empresa estatal Bazán de construcciones navales militares en pleno año de celebraciones por la Exposición Universal de Sevilla y los Juegos Olímpicos de Barcelona.
“El Año del Descubrimiento” es un filme necesario porque abarca aspectos históricos de una manera directa, con un estilo muy similar al que emplea el gran Pere Portabella en algunas de sus notables películas de corte documental, y además yendo directamente al grano de lo que se quiere contar, sin que su larga duración pueda tacharse de excesiva ni mucho menos.
López Carrasco nos convoca a ver dos partes diferenciadas dentro de este relato. Una primera recoge el sentir popular de gente de muy diversa índole que se expresa en el que, para bien o para mal, es el hábitat natural de un número destacado de españoles: los bares y restaurantes. Y una segunda que profundiza en las heridas que causó el desmantelamiento de semejante despliegue industrial que sumaba miles de trabajadores que trabajaban duro y se ganaban la vida dignamente.
Precisamente la parte inicial del film refleja con claridad los distintos déficits que padece una gente joven sin expectativas de futuro, al tiempo que muestra la trayectoria precaria de otras muchas personas tras un modelo reformado en el que apenas hay trabajadores que gocen de un empleo para toda la vida, a diferencia de antaño.
El realizador hace uso de la polivisión, dividiendo la pantalla en dos recuadros simétricos que consiguen de una manera muy efectiva que nos apoderemos como espectadores del ambiente ruidoso de esos locales en los que se sirven tapas, bebidas y comidas. En esos intervalos nos hablan de temas diversos; desde la peligrosidad de algunas empresas, pasando por la contaminación industrial y los accidentes de trabajo, y llegando hasta los temas de aprendizaje y educación práctica.
También hay reflexiones sobre el papel de los sindicatos y el de las huelgas, e igualmente constatamos el aberrante discurso de gente que siendo pobre defiende las ideas de la derecha política, básicamente por lo antagónicos que son ambos conceptos. No es de extrañar entonces que entre ellos haya quien piense algunas cosas que aquí son mencionadas con un regusto de autodestrucción preocupante.
Aunque “El Año del Descubrimiento” está dividido en capítulos y hasta posee un epílogo, encontramos igualmente esa segunda parte diferenciada que analiza la lucha habida entre la clase obrera por el mantenimiento de sus derechos pisoteados a consecuencia de los acuerdos para la integración de España en la Unión Europea, donde sin consultar a los habitantes del país se decidió desguazar el tejido industrial para empezar a crear otro sistema de trabajo basado en los servicios y el turismo.
La última parte de la película es una espléndida oportunidad para que el espectador establezca sus propios niveles comparativos entre la manera de luchar que tenía la clase obrera en aquellos años y la actual, donde el discurso neoliberal ha determinado que lo importante para el trabajador es solamente tener un empleo, pero no ganar el dinero adecuado que le permita vivir con dignidad.
©José Luis García/Cinestel.com
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