«Interludio», de Nadia Benedicto; la diversidad en un mundo plural

Estreno en Buenos Aires cine Gaumont (19/01), Espacio INCAA Sala Hispano (20/01) y Cine & Teatro Pico (23/01)
Contaba Nadia Benedicto a Cinestel con motivo de la participación de esta película en la 22 edición de la Mostra de cine latinoamericano de Catalunya de 2016, que «Interludio» está propuesta como una historia de mutaciones, la de aquellas personas que un día se ven abocadas a afrontar algún cambio drástico en su vida más personal, con el trauma que eso pudiera suponer, pero también las referidas a búsquedas relativas a la identidad o los gustos personales de cada uno. Un mundo interior en transformación.
El filme de Benedicto va a ser una buena oportunidad para volver a encontrarse con un tema que es esencial en nuestra vida colectiva: la posibilidad de elegir quién quieres ser y de desarrollar una vida particular e íntima acorde a ello. La costa de Buenos Aires es el escenario preferido para contarlo.
Sofía es una mujer joven que acaba de separarse y que acude con sus dos hijas a la costa para desconectar, reflexionar y pasar unos días de vacaciones junto a las chicas. Está en un momento delicado, al igual que ellas, aunque en grados muy diferentes de afectación entre las tres. Su estadía en el lugar va a ser una oportunidad única para que la madre trate de reencontrar la estabilidad emocional que necesita, mientras que las hijas puedan continuar haciendo aquellos descubrimientos que son típicos e inherentes a su distinta edad.
Benedicto ha mimado esta película con mucha convicción, al punto de ofrecernos una buena imagen panorámica, poco movimiento de cámara y unos encuadres muy precisos para transmitirnos aquello que sienten cada uno de sus personajes. Estas tres mujeres de distinta edad están pasando cada una de ellas momentos importantes en sus vidas, con sus respectivas características particulares, pero con el trasfondo de esa ruptura familiar.
No será difícil entonces el identificar en este relato la liberación de los miedos como uno de sus principales temas. La directora nos sugiere también con la película diferentes maneras de representar los estados de ánimo y de la búsqueda y desarrollo de la identidad sexual. «Busco un mundo para mí» es, entre otras, una de las frases más interesantes que escuchamos durante el relato.
«Interludio» contiene una excelente banda sonora y también aparecen dos hermanos gemelos haciendo lo mismo, que simbolizan como extraterrestres clonados la incapacidad y la tozudez que algunas personas tienen de reconocer que en la sexualidad, el afecto y los sentimientos no hay norma, sino diversidad. Ese océano frente al pueblo de Lucila del Mar, con su inmenso horizonte, es una alegoría perfecta para la exploración del equilibrio personal.
©José Luis García/Cinestel.com
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