«Félix et Meira» de Maxime Giroux; el respeto a intimidad y emociones

Sección Oficial, Festival de San Sebastián.
Tras su premiado film en Locarno «Jo pour Jonathan» (2010), el canadiense Maxime Giroux vuelve con este relato de un romance entre una mujer y un hombre que se atraen y que poco a poco van captando que pese a tener orígenes y creencias religiosas diferentes, es mucho más lo que los une que lo que los separa ya que, por distintos motivos, ambos son almas perdidas que habitan en el mismo barrio. Meira es nada menos que la actriz israelí Hadas Yaron que aquí vuelve a interpretar a una ortodoxa judía jasídica que está casada, consiguiendo captar la atención del público de igual modo que como lo hiciera en «Llenar el Vacío» de la directora Rama Burshtein.
El actor canadiense Martin Dubreuil es Félix el co-protagonista, un extraño solitario que vive en las proximidades y que está en duelo por la reciente muerte de su padre, de quien se había distanciado. Por su parte, Meira es una joven esposa y madre de una hija que también vive en el distrito Mile End de Montreal. Descontenta con su matrimonio y de la vida, se rebela en secreto contra su fe escuchando música soul y tomando píldoras anticonceptivas.
Como suele ocurrir en estas cosas del amor y la atracción, un día por casualidad él se fija en ella y aunque Meira lo rechaza, llega un momento en que comienzan a reunirse en secreto y pronto surge un afecto mutuo que se va agrandando hasta alcanzar la posibilidad de comenzar a saborear la vida por fuera de las severas restricciones que a ella le impone la congregación religiosa a la que pertenece. Igualmente, la tensión ambiental va creciendo porque ella cada vez tiene más complicado el seguir ocultando esa relación y sus posibilidades de cambio de paradigma social, e inevitablemente su marido va a comenzar a sospechar en cualquier instante ante determinadas evidencias, haciéndose cada vez más clara la necesidad de que Meira tome una decisión para poner fin a esa dualidad que se presiente conflictiva.
«Félix et Meira» es una película imperdible que engancha de principio a fin, tratando temas tan trascendentes e identificables como son el respeto a la intimidad y a las emociones, unido al condicionante de compromisos adquiridos previamente. El judaísmo jasídico es muy estricto con sus mandamientos, a diferencia de otros grupos dentro de esa religión y como de igual modo ocurre en otras, que también cuentan con diferentes versiones y modos de aplicar su fe y sus creencias a la vida diaria.
En este caso, Meira tiene que escuchar música a escondidas y como vive en un ambiente muy repetitivo, siempre está anhelando buscarse y encontrarse a sí misma en sus gustos propios, quitarse esa máscara invisible que lleva encima. Por su parte, Félix tiene una edad algo mayor que ella y necesita despertar aquellas emociones que tiene dormidas debido a algunos acontecimientos traumáticos de su pasado. En la película veremos de qué manera él la comienza a desenmascarar, en un contexto que a veces se torna difícil si tenemos en cuenta que unos personajes están intentando entender a los otros y que, al fin y al cabo, es posible que haya más gente que necesite destapar su disfraz social y personal.
Giroux introduce en el filme algunas partes musicales y también otras que rayan la comedia pasando a veces la tensión subyacente a un segundo plano, incluso con secuencias muy logradas de la pequeña hija del matrimonio o con momentos musicales en los que se rescata en algunos fragmentos a Sister Rosetta Tharpe cantando en una estación de tren ‘Didn’t it rain’, o a Wendy Rene con ‘After Laughter’, a Jonathan Richman, o a Leonard Cohen con el estribillo de ‘Famous Blue Raincoat’. A ello se le suma música original para la película compuesta por el guitarrista Olivier Alary.
El director canadiense aprovecha el entorno multicultural que vive el Canadá para plantear un tema como este en un escenario tan adecuado como es el urbano de Montreal, huyendo por completo del melodrama e inclusive de la violencia física, lo cual subraya en una de las escenas callejeras. Los actores de la película alternan en sus diálogos idiomas como el yiddish, francés, inglés, alemán, y en algún momento también se escucha hablar en español, haciendo un estupendo reflejo de una pluralidad que también es un patrimonio importante y necesario. Los actores principales dan la talla para lograr un resultado creíble e interesante.
Hadas Yaron también había sido la protagonista de «Llenar el vacío», de Rama Burshtein.
©José Luis García/Cinestel.com