«Hermanos de sangre» de Daniel de la Vega; buen cine de género en clave de comedia negra
Entrevista.
El cine argentino de género cada vez está despuntando más en consonancia con el gran número de seguidores que tiene y con toda una camada de realizadores que adoraron este tipo de películas cuando fueron chicos y que ahora, como le ocurre a Daniel de la Vega, serían capaces hasta de quedarse sin dormir por tener acabado un film narrativamente muy consistente como es el caso de «Hermanos de sangre».
La idea original de la película fue del realizador de «Diablo», Nicanor Loreti, firme admirador de Tarantino, que un año antes había conquistado el premio a la mejor película de la competencia argentina en Mar del Plata y que en la más reciente edición fue para ésta, en un trabajo de guión en el que le acompañaron Martín Blousson y Germán Val. Es el primer trabajo en cine de De la Vega en su propio país luego de haber hecho en los Estados Unidos varios cortos y dos largometrajes, «La sombra de Jennifer» (2004) protagonizado por Faye Dunaway, y «La muerte conoce tu nombre» (2007).
«Hermanos de sangre» es un film en el que su grueso protagonista, Matías Timm, es alguien que vive sus propios sueños como inalcanzables, y su mejor amigo, Nicolás Galvagno, es quien se propone allanarle el camino para que puedan cumplirse sus deseos más profundos mientras está secretamente enamorado de una compañera de trabajo.
El director detalla a Cinestel que «Matías sufre la indiferencia, el desprecio y el maltrato de una sociedad que no acepta al que es diferente, distinto o que no se ajusta al estereotipo de belleza que uno espera. De alguna manera es una de las tantas cosas que me acercaron a esta historia porque yo fui un gordito redimido hasta entrados los 35 años y creo que encontré en este guión un punto de partida para que yo me pudiera identificar».
«Atendiendo a que yo no tengo experiencia dentro de la comedia y que siempre he hecho películas de género, de terror en particular, esta película tenía un punto de oscuridad tan atractivo para mí y tan en común conmigo que sentí que podía aportarle algo. Creo que el personaje sufre básicamente lo que cualquiera de nosotros puede sufrir cuando es despreciado, no aceptado o no reconocido por méritos y sin poder aprovechar oportunidades».
– De todas formas él encuentra a su ex-colega y parece como que hay una parte de la manera de ser de su amigo que a él le gustaría tener, ¿es así?
Es que en definitiva no dejan de ser dos caras de una misma moneda, es decir, esta es una historia de aprendizaje en donde un personaje se convierte en algo mejor de lo que era en un origen; es una transformación. En este caso, el detonante es una persona que asegura ser un amigo de infancia, cosa que no lo sabemos. Suponemos que es cierto pero lo que queremos transmitir con la película es que estas dos caras de la moneda son efectivamente uno solo; todo el tiempo se juega con esa idea.
– «Hermanos de sangre» contiene una estética de cine gore con una teatralización de la mutilación que incorpora muchos litros de sangre artificial, pero lo que prevalece ante todo es un tono muy amplio de comicidad que hace divertir y entretener al espectador a sabiendas de su construcción surrealista y con una estructura narrativa muy sólida. ¿Era esa tu intención inicial?
Mira, en esencia yo diría que la película es una comedia y que tampoco sacraliza los géneros sino que transita y de comedia luminosa deviene al thriller, pasa por la comedia negra y termina en un desenlace con policial de acción, es decir, es un híbrido extraño que por suerte no quedó como un pastiche, que era un riesgo posible. La verdad es que en ese sentido, la influencia de Tarantino es más que evidente, creo que intentamos hacer una película para el gran público, fuimos honestos porque estos géneros que transitamos fueron los que nos pedía la historia y creo que el humor fue un paraguas muy necesario para que funcionara, aunque la película esencialmente es políticamente incorrecta y si no fuera por esa identificación con los protagonistas y por el humor, creo que la película sería indefendible.
– Me doy cuenta de que en el lenguaje que emplean los personajes habéis tratado de evitar formas y modismos muy particulares de la manera de hablar del porteño. ¿Quizá pensasteis en un público de fuera de Buenos Aires o incluso más internacional?
Yo creo que la película es universal pero sinceramente es argentina, osea, nunca lo pensamos como una inserción en el mercado internacional porque, entre otras cosas, fue una película con uno de los presupuestos más chicos que otorgó en el año 2011 el Instituto de Cine argentino y jamás tuvimos grandes expectativas. Queríamos hacer una buena película porque le íbamos a poner buen corazón, de ahí a que la premiaran en Mar del Plata y que hoy estuviéramos estrenando en 14 salas, eso era un sueño inalcanzable en un principio que superó cualquiera de nuestras expectativas porque mientras trabajas nunca llegas a pensar que pudiera funcionar como lo hizo.
– La idea original fue de Nicanor Loreti y el trabajo de los guionistas se nota que está muy pulido y cuidado.
Trabajaron los tres guionistas y yo lo que hice fue acompañarles en el proceso, leyendo el guión y haciéndoles preguntas que ellos respondían en el mismo texto, y fuimos construyendo algo que fue bastante sólido. Yo creo que nos potenciamos y nos sumamos mutuamente, sin dejar de resaltar que es una idea original de Loreti y que en definitiva se empezó a escribir en 2005. Yo me tropiezo con este libro en el año 2009 y desde ese momento hasta el 2011 que es cuando sale el dinero del INCAA, lo que hicimos fue escribir una tras otra las diferentes versiones hasta potenciar el libro y llevarlo adonde lo queríamos llevar. Creo que en ese sentido hubo muy buena química al punto de que ahora estamos empezando a desarrollar un nuevo proyecto juntos porque ellos tienen un universo que yo no tengo y yo puedo sumarles otras cosas que evidentemente les pueden ser útiles a ellos. En ese sentido, creo que es enriquecedor; yo también escribo mis propios guiones y por supuesto ellos proponen cosas adonde yo no llegaría.
– ¿Vos llevaste la cámara todo el tiempo de la filmación?
Sí, yo hice la cámara, el montaje, la producción, la dirección y no pude actuar porque no sabía cómo hacerlo. (risas)
– Pese a tu largo tiempo dedicado al mundo del audiovisual, ¿de verdad es esta la primera vez que trabajas en tu propio país, la Argentina?
Sí, es muy paradójico. Esta es mi ópera prima en castellano en mi país. Yo soy una persona que ha tenido la desventura de haber transitado el cine americano sin haberlo elegido porque cuando empecé mi carrera quería hacer filmes de terror, no encontré en mi país el apoyo que hubiera deseado y lo que terminó ocurriendo es que sí aparecieron capitales en el extranjero, en el mercado americano. «Jennifer Shadows», mi primera película de terror con Faye Dunaway, la hice junto a Pablo Parés de Farsa Producciones y la segunda también fue para allá y se llamó «Death knows your name», también en inglés, se estrenó en varios países y blockbusters y al fin conseguí mi objetivo de rodar una historia en mi tierra y en castellano a los 40 años de edad, lo cual suena bastante absurdo siendo un problema que tiene que ver con un rechazo al cine de género en Argentina. Hoy ya las cosas se han modificado y hay una apertura mucho mayor al género y por eso «Hermanos de sangre» salió adelante, pero puedo decir que hace diez años esta película no hubiera podido existir.
– ¿Y que te dieran un premio a la competencia argentina en Mar del Plata no es un buen aliciente, aunque sea un poco tarde?
Sí, está todo bien. Soy resentido hasta cierto punto, no demasiado. A mí lo que me permitió el premio es llegar a la gente, que en definitiva es el objeto de la existencia de esta película. El premio me dio la posibilidad de pasar a 35 la copia y estrenar la cinta porque en definitiva no teníamos recursos para pasarla de formato. Lo logramos y hoy el film se va a encontrar con la gente, que en conclusión, para eso lo hicimos. Estoy orgulloso de que la película tiene la virtud de que por un lado la crítica la ha tratado bastante bien pero fundamentalmente también el público. Siempre hay un divorcio entre el público y la crítica y sin embargo en este caso hubo cierta comunión y eso me gusta especialmente por la gente porque disfrutan de la película y para mí eso es un privilegio.
– Da la impresión de que el cine de género cada vez más va ganando terrero.
Eso es producto de un recambio cultural y de la mirada por parte del Estado. Yo estoy por filmar una película que se llama «Necrofobia» y el Instituto lo que hizo fue decirme que precisamente la financian porque es un película de género. En otra época hubiera sido todo lo contrario. Ahora el INCAA te hace un informe y te dice el motivo por el cual se suman a tu propósito y en la descripción de la aprobación del proyecto ponía: «las pantallas argentinas necesitan proyectos de estas características». Eso era impensado hace unos años; entonces, cambió mucho.
– Existe el festival Buenos Aires Rojo Sangre y lo interesante sería que hubieran otras oportunidades de exhibición durante el año. ¿Crees que profesionales veteranos de la realización en Argentina pueden entrar en este género de terror o habrá dificultades porque tienen otra mentalidad?
Sí, en mentalidad seguro que hay un prejuicio enorme. Esta generación de la cual te hablo es una generación nueva y joven. No veo viejos realizadores en la lucha por consolidar el género en la Argentina. Yo creo que hay una tradición muy fuerte del cine de autor en nuestro país, lo cual está muy bien, y que la resistencia ha sido el cine de género, al revés que en otros países. En el Buenos Aires Rojo Sangre se ha exhibido desde la carencia de recursos, pero se fueron consolidando y lograron estrenar comercialmente varias películas, y eso que el campo de batalla inicial fue un festival independiente que se hace todos los Halloweens en Buenos Aires y desde ahí nos conocemos todos y estamos construyendo nuestras carreras como podemos, tratando de consolidarnos y de estrenar comercialmente, pagando a los sindicatos y a los técnicos. Piensa que ni siquiera las productoras importantes están aportando al género. Lo que hay son proyectos independientes de realizadores que tienen fe en los proyectos y que quieren ver las películas que veían cuando eran chicos. Yo cuando era chico veía este cine y, de alguna manera, «Hermanos de sangre» responde al cine que veía en mi infancia.
©José Luis García/Cinestel.com