Recordando a Fernando “Pino” Solanas; (entrevista 24 oct. 2006)
Este 6 de noviembre de 2020 nos dejó en París uno de los cineastas más influyentes del cine argentino: Fernando “Pino” Solanas, sobre el que se destacan obras como el documental “La Hora de los Hornos”, codirigido con Octavio Getino, las ficciones “Los Hijos del Fierro” y “Los exilios de Gardel (Tangos), así como su importante papel en la consecución de la Ley de Cine de 1994.
Sin embargo, tampoco se puede pasar por alto sus otras películas en la que solía profundizar en temas de calado social y político, con especial énfasis en la corrupción o en la acuciante necesidad de mejoras sociales para determinados sectores desfavorecidos de la sociedad argentina.
Además de publicista, también desarrolló una prominente carrera política, siempre vinculada a partidos de izquierda, alguno de los cuales inclusive fundó y promovió activamente.
Pino Solanas deja una huella imborrable en la cinematografía latinoamericana debido a ese fuerte compromiso que poseía y que le convirtió en un gran agitador de conciencias en pro de una mejor y más duradera liberación de los pueblos de América Latina.
Y aparte de lo que se pueda pensar, Solanas fue también una persona con una fuerte voluntad catalizadora, como lo demostró por ejemplo en el estreno del film “Argentina Latente” en mayo de 2007, donde reseñaba las potencialidades científicas de su país, entrevistando a científicos, obreros e industriales.
Siete meses antes de su lanzamiento, algunos tuvimos el privilegio de asistir en Valladolid al pase que convocó para presentar los primeros 35 minutos editados de ese filme. A primeras horas de la tarde del 24 de octubre de 2006, concedió a Cinestel esta entrevista que publicamos en aquella década:
– Esta es la tercera parte de la trilogía que habla de la reconstrucción del país, ¿es posible una salida para esa situación?
El país está saliendo. Hay que pensar que la devaluación sobre todo, que fue brutal y se pasó de 1-1 a tres pesos por dólar, ha permitido una reactivación grande, porque claro, como resulta tan caro importar, se ha vuelto a retomar buena parte de la industria.
Hay que pensar que la Argentina de antes de los años 90 tenía más de un millón de empresas pequeñas y medianas y que se fabricaba el 95% de todo lo que se consumía, pero los años 90 redujeron el potencial industrial a la mitad.
Ahora se está reconstruyendo, la Argentina está creciendo casi al 9% anual. Al mismo tiempo no han cambiado las grandes líneas del modelo neoliberal porque se sigue subsidiando a los grandes grupos económicos, los mismos que se beneficiaron, los mismos que ayudaron a vaciar el país y no hay política de auténtica promoción de la pequeña y mediana industria.
Te diría más. Esta película de la que en Valladolid se han visto 35 minutos, “Argentina latente”, continúa con algunas secuencias en las que se dice claramente que no hay plan de industrialización en nuestro país. Es algo que se está haciendo de manera espontánea. Tampoco hay apoyo a las fábricas recuperadas ni a la pequeña y mediana empresa.
Lo más importante que ha pasado en estos años es que Argentina viró. Se dirigía camino al plan norteamericano ALCA y el derrumbe de aquello hizo que se virara a la reconstrucción del Mercosur y eso es lo mejor que ha sucedido en estos años.
– En la película hay una parte que se dedica a la expresión de las nuevas generaciones que manifiestan que no ven en este momento ningún futuro en el horizonte, ¿qué salida pueden tener los jóvenes argentinos en el panorama actual?
Por supuesto que la salida está en profundizar una política económica que esté al servicio de la reconstrucción del aparato industrial y de la creación de empleo. Argentina podría suprimir rápidamente la desocupación con políticas activas de crédito a la pequeña y mediana empresa y la recuperación de las dos mil fábricas que están en quiebra o paradas.
“Argentina latente” dice claramente a lo largo de toda la película, una vez que esté terminada, que es falso que seamos un país pobre y que es falso que no haya salida. Argentina es un país inmensamente rico, con un pueblo y una capa dirigente todos muy desinformados, que ignora las riquezas que tiene el país y además las administra mal.
Por otra parte es falso que no tengamos recursos técnicos, científicos e industriales para la reconstrucción. Se puede acabar con la pobreza, con la miseria y con el éxodo de científicos».
– ¿Es cierto que actualmente no se enseña a los alumnos lo que es el patrimonio público?
En absoluto, hay una ignorancia completa en este sentido. No es materia obligatoria ni en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires existe una materia que estudie el patrimonio público.
Fijate que en Argentina la economía de Estado será un 25%. En Alemania es el 47%, en Francia es un 42. En cualquier país importante industrializado la economía en manos del Estado, el sector llamado público, es un tercio por lo menos.
En consecuencia es inconcebible que en las universidades y en las facultades que les corresponden no se estudien los recursos que tiene un país, su potencialidad industrial y, sobre todo, las empresas públicas, las empresas de servicio, modelos de gestión, todo eso es materia.
Francia lo tiene. Una de las cinco superuniversidades de Le Grand Ecole es la Escuela Nacional de Administraciones donde estudian todo eso.
– Da la impresión de que el Estado cada vez se va empequeñeciendo más y, según un gran número de analistas económicos, los ciudadanos comunes van a tener que trabajar cada vez más para engordar los beneficios de los accionistas de las empresas privadas.
El Estado se fue empequeñeciendo. Al privatizar las empresas de servicios se produjeron despidos masivos. Lo más importante fue que las privatizaciones no resolvieron la calidad del servicio y tampoco significó que el país recibiera mucho dinero a cambio. Fueron una farsa.
La historia de siempre es que se dice que se van a traer, por ejemplo, mil millones de dólares y en realidad se traen cien o ciento cincuenta. Veinte o treinta se gastan en publicidad haciendo creer a la gente que han traído mil millones y el resto lo pagan los usuarios con los sucesivos aumentos de tarifa, ¿me entiendes?
– Se habla también en la película de la recuperación de unos antiguos astilleros públicos por parte de los trabajadores.
Esta película, que tendrá una duración de dos horas y estará terminada para enero o febrero, le pone la lupa a varios de los complejos industriales importantes que tiene la Argentina.
Uno de ellos es el gran astillero de Río Santiago, que es una suerte de fábrica de fábricas porque ahí puedes construir maquinarias. Aparte tiene capacidad para construir barcos de 60 o 70 mil toneladas.
Ha construido barcos de alta complejidad, como son buques militares y en este momento está terminando de construir una serie de cinco barcos cargueros para Alemania, cargueros de treinta y tantas mil toneladas y se van a empezar a construir cuatro grandes petroleros para Venezuela de 50 mil toneladas.
El filme también trata sobre una gran fábrica de aviones, pionera en la aviación de América Latina, y las automotrices. También se tratará la potencialidad agraria, la biotecnología, las investigaciones científico-técnicas y las industrias punteras como es la nuclear.
Argentina exporta reactores de investigación científica y ha ganado las tres últimas licitaciones internacionales, fabrica satélites, actualmente tiene en construcción seis satélites para Italia y otro con la NASA.
Tiene todo eso y al mismo tiempo tiene todavía una mancha social sin resolver: veinte mil jóvenes que están en la cárcel por delitos de injusticia social.
– ¿Y cómo puede ser que una empresa de aerosoles argentina no obtenga la calificación industrial ISO y después de que la multinacional Johnson & Johnson le hace un pedido sí la obtiene?
Eso son por problemas del cambio. Cuando en Argentina un peso valía un dólar el país no era competitivo y entonces todo eso se importaba, no se fabricaba en la Argentina. La devaluación ha hecho que se vuelvan a fabricar miles de cosas que se fabricaban antes.
Es el caso de esa empresa a la que te referías que le dijeron con mentiras que no estaba en la norma ISO como pretexto, porque sin que hubiera modificado nada su tecnología, cuando viene la devaluación, la multinacional termina encargándole diez millones de aerosoles al año, de tal manera que la política cambiaria tiene que ver de manera directa con la industria.
©José Luis García/Cinestel.com
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