Terminó una primera edición del BCN Film Fest – Sant Jordi
Con buenas e interesantes películas, pero con una precipitación tal que acabó haciendo mella en el conjunto de esta especie de prueba piloto, pese a lo vistoso de algunos invitados como Richard Gere, Santiago Segura, Juan Taratuto o Gastón Duprat y Mariano Cohn, tuvo lugar en Barcelona una primera edición del nuevo BCN Film Fest, un formato de muestra dirigido al gran público que surge con la vocación de integrarse en una fiesta tradicional catalana como es la Diada de Sant Jordi, y que combina el cine con la Historia y la literatura.
Fue un mes antes de su comienzo cuando tuvimos las primeras noticias acerca de esta iniciativa de Espectarama y de los Cinemes Verdi en la barriada de Gràcia, lo que supuso una irrupción del evento por la vía de urgencia en el calendario cultural de la ciudad de Barcelona.
De entre las películas que se vieron durante el nuevo Festival, presentamos estas reseñas:
«Maudie»
La realizadora irlandesa Aisling Walsh firma una de las películas más potentes de la muestra de cine, con una gran actuación de Sally Hawkins y de Ethan Hawke.
«Maudie» es la historia de una alegre y vivaz joven que padece artritis reumatoide en las manos, pero que sueña con la posibilidad de formar una familia en el futuro y poder emanciparse. Para ello decide ponerse a trabajar para un hombre huraño, quien acabará enamorándose de ella.
La historia es totalmente convincente a partir de la extraordinaria caracterización de Hawkins para el papel de una mujer discapacitada que vivió en el mundo real y que llegó a maravillar por el tipo de pinturas que hacía. Justamente al final del filme, aparecen unas imágenes de las personas auténticas en la que se basa el guion de esta historia. El machismo y la discriminación contra los discapacitados son dos problemas con los que tuvo que lidiar Maud Lewis, la protagonista verdadera del relato.
«Todo sobre el asado»
Los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat hacen aquí un poderoso ejercicio de humor e ironía. «Todo sobre el asado» es un documental de los directores de «El ciudadano ilustre» en torno a uno de los valores conceptuales y culturales que mejor suelen vincular a todos los habitantes de la Argentina alrededor de una identidad común y colectiva.
La parrilla suele ser junto con el mate uno de los aspectos que acostumbra a convocar a la socialización familiar y amistosa entre la mayoría de los 40 millones de argentinos. La película comienza siendo algo didáctica, pero en todo momento el humor que desprende supera con creces todas las expectativas, tanto si conoces esas costumbres como si no. Por tanto, el filme es recomendable para ver seas o no argentino. Para reír y disfrutar durante un buen rato.
«The Girl from the Song»
Egresado de la ESCAC y cortometrajista con varios premios por trabajos anteriores, Ibai Abad presenta un drama amoroso que parte de un campus universitario londinense, donde a un chico que está practicando con su guitarra le cae un zapato encima desde un árbol y así conoce a una chica guapa e impulsiva llamada Jo. Ambos inician una relación especial, pero cuando todo va viento en popa, ella se va y él decide iniciar su búsqueda.
«The Girl from the Song» es un relato muy centrado en los sentimientos y, sobre todo, en la complementación de dos personas que tienen caracteres tan distintos entre sí. La película es técnicamente impecable, con buenas actuaciones y una banda musical muy acorde a los temas de búsqueda íntimos y personales que aquí se tratan. La ópera prima de Ibai Abad es asimismo una película de aventuras y conflictos existenciales de buena factura.
«Churchill»
Se vio en el Festival la premiere mundial de esta película que transcurre sobre un espacio fundamental en el tiempo de mandato del ex Primer Ministro británico Winston Churchill, es decir, no se trata de una biopic del político inglés, sino que intenta mostrar cómo pudo haber vivido él los momentos previos al desembarco de las fuerzas aliadas en Normandía durante la Segunda Guerra Mundial.
«Churchill» desgrana las 48 horas previas de un momento tan crucial en esa contienda que fue el que marcó el principio del fin de la locura nazi. Ese punto de inflexión está plagado de dudas y disquisiciones filosóficas que se reiteran en el político, a las que se añade el difícil carácter que al parecer tuvo este hombre en la relación con su esposa, así como los complicados problemas que tenía con el alcohol. La película reafirma implícita e indirectamente el sentimiento patriótico de los británicos y su estreno llega en un momento político dominado por un Brexit que encaja en esa definición. Del director Jonathan Teplitzky.
«50 Primaveras»
Comedia de la francesa Blandine Lenoir que cuenta con un excelente guión escrito a seis manos y con una notable actuación de su protagonista, Agnès Jaoui, una mujer de 50 años que acaba de perder su empleo y que próximamente será abuela.
La principal virtud de este filme de humor es que logra reírse de las torpezas, las casualidades y las ocurrencias de esta mujer sin caer en la reiteración y el exceso. Esa mesura en los contenidos de los diálogos hace que «50 Primaveras» (Aurore) sea una película plenamente recomendable. La directora había sido en su momento una actriz habitual en las películas de Gaspar Noé, pero desde el año 2000 comenzó a realizar algunos cortometrajes y éste es su bienvenido segundo largo de ficción.
«El Jugador de Ajedrez»
Drama ambientado en la Segunda Guerra Mundial y protagonizado por el actor catalán Marc Clotet junto a la actriz Melina Matthews. Luis Oliveros, habitual director adjunto de cineastas como Fernando Colomo, Vicente Aranda o Fernando Mercero, dirige este filme acerca de un jugador de ajedrez que se enamora de una periodista francesa, con la que tendrá una hija. Ambos huyen de la Guerra Civil Española hacia Francia, pero cuando estalla la siguiente contienda, Diego es acusado de espía por los nazis y llevado a una prisión custodiada por las SS.
Aun cuando pudiera encontrarse alguna sensación de déjà vu por el tema que trata, la progresión del relato y la calidad de las actuaciones bien merece siquiera un visionado. «El Jugador de Ajedrez» contiene pocos hallazgos pero sí algunos pequeños giros que la hacen una película bastante interesante. Su tema principal: la supervivencia en un entorno hostil frente a una gran incertidumbre de cara al futuro.
«Marie Curie»
Parece que últimamente algunas producciones de cine se están decantando por presentar fragmentos de una vida determinada en lugar de biopics completas. Sobre Marie Curie ya hubo oportunidad de ver otras películas, pero esta vez Marie Nöelle se centra en el periodo que transcurre entre la concesión de los dos Premios Nobel que recibió la científica a lo largo de su vida.
Tras la entrega del primero y la muerte de su marido, Pierre Curie, la treintañera Marie prosigue con sus investigaciones en un mundo que está dominado por los hombres. Los problemas comienzan cuando se enamora de otro científico casado y la mujer de éste intenta boicotear la concesión del segundo, haciendo pública la relación con su marido.
La película de la directora francesa puede ser interesante para quienes ya conozcan todo o parte de la biografía de la gran física y química polaca. Quizá a quienes no la supieran, les pueda costar más entrar en el relato, aunque ese factor es posible que pueda quedar minimizado por el conflicto sentimental que refleja el filme.
«Su mejor historia»
Producción británica de época dirigida por la danesa Lone Scherfig, también ubicada en el tiempo de la Segunda Guerra Mundial (parece un tema recurrente en el cine de hoy).
«Su mejor historia» (Their finest) es un film protagonizado por Gemma Arterton, quien encarna a una chica que es contratada para dar «un toque femenino» al guión de películas de propaganda. Hay romance, pero también distintas tensiones laborales que se entremezclan haciendo que determinadas partes del film decaigan por momentos en distintos desniveles. Eso sí, la inclusión del carismático actor Bill Nighy se revela como un acierto y es una de las mejores partes de la película.
«Nagasaki: recuerdos de mi hijo»
La sencillez de la que hace gala el japonés Yôji Yamada en la puesta en escena es aquí contrastada con la potencia que tienen en este relato las ideas, las ilusiones, los afectos y los pensamientos. Porque «Nagasaki: recuerdos de mi hijo» es una película en donde es vital seguir lo que se manifiesta en los diálogos para intentar comprender las distintas reacciones humanas que transmiten sus actores.
Emotividad y ternura es un binomio básico para acercarse a estos personajes, alguno de los cuales, por faltarle alguien físicamente, vive dentro de un mundo de fantasía que sólo es válido para procurar evitar que se sienta el intenso dolor de la pérdida. Y cómo no, aquí también la integridad a nivel familiar es un tema importante como también pasa en otras películas de Yamada, en el seno de unos familiares que curiosamente profesan la religión católica en Japón.
El filme está igualmente ambientado inmediatamente tras la segunda gran guerra, con vinculación a las secuelas del lanzamiento de la bomba atómica en Nagasaki.
Crítica de la película «Un italiano en Noruega».
Crítica de la película «Testigo».
©José Luis García/Cinestel.com