Carlos Reygadas es objeto de una restrospectiva en la Filmoteca

Carlos Reygadas era un joven licenciado en derecho a quien un coleccionista de arte le ofreció la posibilidad de financiar su primera película, “Japón”, y no se lo pensó dos veces iniciando en aquel año 2002 una carrera en el cine que, si bien no es copiosa en el número de títulos, sí que ha sido siempre muy valorada por su marcada originalidad.
Con la colaboración del Grec Festival de Barcelona, la Filmoteca de Catalunya ha programado un ciclo que incluye las seis películas que hasta estas fechas ha rodado el cineasta mexicano: “Japón” (2002), “Batalla en el Cielo” (2005), “Luz Silenciosa” (2007), “Serenghetti” (2009), “Post Tenebras Lux” (2012), y “Nuestro Tiempo” (2018).
Precisamente, su primer film ya fue una clara muestra de su sello distintivo como realizador que busca la aplicación de narrativas propias.
Reygadas prefiere películas que por lo menos no tengan la virtud de repetir un mismo molde una y otra vez, y donde lo que te sorprenda no sea que la historia es muy espectacular o muy intrincada, sino que el lenguaje sea utilizado de una manera personal, no copiado de otros, y por lo tanto, original y que genere sensibilidad en torno a la sensación de vivir.
Sus películas no son de carácter social, sino una consecuencia de su pensamiento, aunque siempre hay presente una mirada crítica hacia el comportamiento humano.
Entre los temas que suele abordar en sus filmes, -a menudo también adjetivados como contemplativos-, se encuentran materias como la vulnerabilidad masculina o el respeto hacia el medio natural, entre otros muchos.
También es muy común que sus obras contengan alguna crítica hacia un mundo “buenista” con los animales y “malista” con las personas, así como también hacia todos aquellos que tratan de no ver, de no mirar un contexto en el que los poderosos se aprovechan de los que no lo son.
La dicotomía visión periférica versus imagen central se ha convertido siempre en una de sus mayores preocupaciones a la hora de abordar cualquier proyecto. Y es que Reygadas cree que lo periférico adquiere mayor volumen porque penetra en el inconsciente de una manera más profunda.
Él como espectador de cine se plantea unas búsquedas propias, y eso es lo que quiere trasladar en sus sucesivas películas al espectador.
Además hay otra cosa que ya la hacía cuando le conocimos en 2002 visitando diversos festivales de cine con su ópera prima bajo el brazo, y que hoy en día la sigue practicando: nunca deja que los encuadres de sus películas los decida un fotógrafo, sino que es él mismo quien los ordena, porque piensa que en sus filmes no se debería de construir un mundo dentro de un encuadre, sino que ese encuadre debe servir como una ventana que tú tienes para ver el exterior y, al mismo tiempo, tener la posibilidad de imaginar el universo que trasciende los límites de esa ventana.
Carlos Reygadas es de la opinión de que en el cine es imposible andar buscando historias nuevas cada vez, y que en ese sentido la literatura es mucho más adecuada, pues provoca imágenes en el lector aun cuando se trata de un lenguaje no audiovisual.
Según dice, la potencialidad máxima del arte cinematográfico no es contar historias como las enseñan en las escuelas de cine, sino probablemente expresar una visión sobre la existencia y sobre los humanos. Para él, es cada vez más interesante cómo cuenta alguien una historia que la historia en sí misma. De otro modo, “cada vez vamos a tener unas películas más alocadas y excéntricas, en lugar de darnos cuenta que simplemente lo más interesante es la visión personal”.
©José Luis García/Cinestel.com
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