«La revolución de los alcatraces» de Luciana Kaplan; gran compromiso

Eufrosina Cruz es una joven indígena del estado de Oaxaca que ha conseguido lo que parecía imposible por la cerrazón de las autoridades a aceptar que una mujer se pudiera presentar como candidata a las elecciones para presidenta municipal al seguirse la ley de «usos y costumbres». Con su lucha ganó el derecho al voto para todas y cada una de las mujeres de la comunidad originaria e inició una carrera política para obtener un puesto en la Cámara de Diputados de Oaxaca. El documental refleja en tono intimista los progresivos cambios sociales y fue premiado como mejor película en el Festival de Cine de Derechos Humanos de la Ciudad de México.
Mexicana pero nacida en Buenos Aires, la documentalista Luciana Kaplan tiene en su haber siete trabajos anteriores, entre los que están «Privatización Ex-Post» y «1982, la decisión del presidente». La mayor parte de «La revolución de los alcatraces» trata de configurar un esquema sobre quién es y cómo vive esta activista en lucha por la libertad y que jamás se planteó llegar a ocupar puestos en la política, por eso la película es principalmente un retrato íntimo sobre su entorno, sus familiares y sus amistades, aunque no sobre su pareja porque así lo pidió Eufrosina, y la necesidad imperiosa que tienen de salir de la pobreza en la que se encuentran.
El camarógrafo Gabriel Hernández maneja la cámara con gran precisión en los detalles para que nos podamos hacer una idea más fehaciente sobre cómo es el quehacer cotidiano en esas comunidades y la fotografía es además de gran calidad. La parte de las relaciones de Eufrosina con la política directa queda hacia el final cuando la luchadora por los derechos sociales de las mujeres recibe por sorpresa una oferta del PAN, uno de los partidos mayoritarios de la nación mexicana, para que figurase en sus listas electorales. En el film podremos comprobar cómo uno de los problemas que más alteran la convivencia de las familias en el universo indígena es la alta incidencia del alcoholismo.
El proyecto de hacer este documental arranca en el año 2009 cuando a Kaplan le presentan a Eufrosina Cruz y vio la posibilidad de hacer un film que hablara acerca de la evolución de las ideas desde la tradición hacia la modernidad. Eufrosina ha sido la persona adecuada para ese cambio a partir de su fuerza y capacidad para hablar y comunicar a los demás con decisión y persuasión, algo que la mayoría de personas no conseguirían hacer en ese contexto.
El camino para conseguir que se reconozcan los derechos de las mujeres en el Estado más pobre de México no estuvo exento de dificultades. Cruz recibió todo tipo de críticas, amenazas y mezquinas difamaciones por parte de los políticos ya constituidos para tratar de desacreditarla, pero ella no se amedrentó y en la película la escuchamos mencionar el dicho de que «si los perros ladran, señal que voy avanzando».
Luciana Kaplan tiene claro que para el género documental es necesario buscar personajes con cierto grado de complejidad porque no tendría ningún sentido hacerlo sobre personas sin problemas de calado que pertenecen a las formas de obrar de la mayoría. Justamente, la posibilidad de reflejar personajes con fuertes contradicciones consigo mismo o con el entorno es lo que enriquece el debate y la reflexión en el espectador. Eufrosina es una mujer que en todo momento duda y en el progreso de «La revolución de los alcatraces» nos podemos dar cuenta de que todo lo que ocurre no estaba en absoluto previsto al inicio del rodaje, tanto en las transformaciones que sufre en su vida como en lo que vemos al final, sobre lo que ni ella misma está muy segura de lo que ha pasado hasta llegar ahí.
Kaplan ha sabido captar la parte más dramática en el transcurso de esta valiente odisea que ha significado que esta mujer haya hecho historia porque algunas otras más tarde han seguido su ejemplo. El título de la película viene dado por una reflexión que hizo Eufrosina que curiosamente no aparece en el montaje final del film, en la que equiparaba la poca consideración que tenían en Oaxaca hacia la influencia y vida social de las mujeres de su comunidad con la que tenían hacia los alcatraces.
©José Luis García/Cinestel.com
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