Barcelona: El Festival de Cine Judío completó su 18ª edición
Las películas que este 2016 compusieron la programación del 18 Festival de Cinema Jueu de Barcelona tuvieron como temas de fondo específicos la violencia, la alteridad y los desplazamientos forzosos. Este año el programa ocupó por primera vez las salas de la Filmoteca de Catalunya, de modo que está siendo posible encadenar esta parrilla de filmes con las de otras entidades de Barcelona que presentan propuestas similares y que conforman el global del Panorama del Cine Judío que se hace en esta misma ubicación con pocos días de diferencia.
La capital de Cataluña siempre fue y es ahora una ciudad cosmopolita y abierta. Y precisamente, para quien todavía no lo sepa, el Festival de Cinema Jueu mantiene también esa filosofía, estando dispuesto a incluir películas que manifiestan una postura crítica y reflexiva hacia actitudes y hechos en los que de una u otra manera participa la comunidad judía.
«Rabin, the last day» es el filme de Amos Gitai que abrió una muestra de cine que también ofreció un cálido homenaje a la actriz y directora Ronit Elkabetz (Gett, el divorcio de Viviane Amsalem). Hubo un trío de documentales en la programación, con «Menazka (La Cacerola)», de David Serrano Blanquer; «Mr. Gaga» de Tomer Heymann, sobre el proceso creativo más la vida profesional del bailarín y coreógrafo Ohad Naharin, director artístico de la Batsheva Dance Company de Israel; y «Munich 72 & Beyond», del estadounidense Stephen Crisman, acerca de los graves sucesos de aquellos lejanos Juegos Olímpicos.
Entre las demás propuestas, comentamos aquí las siguientes:
«A tale of darkness and love»
Dirigida y protagonizada por Natalie Portman, este drama en cierta forma nos está contando a través de la historia de una familia, cómo fue la época del nacimiento del Estado de Israel. La multifacética actriz vincula ese periodo histórico con la vida familiar del entonces niño Amos Oz, ahora un célebre escritor y novelista, aquí muy bien caracterizado, sobre todo por el joven que lo encarna con una expresión facial que devuelve mucha quietud y serenidad, pese a que los tiempos eran tan convulsos.
«A tale of darkness and love» es una historia explicada en elipsis que a través de cuentos nos va detallando aspectos de esos orígenes familiares en Europa del Este. Natalie Portman se lanza aquí a interpretar un personaje desilusionado y frustrado en su fe de vida, dentro de un relato que posee algunas partes de corte clásico que en conjunto con el resto contraponen al sueño sionista la idea de que hay margen para dos pueblos en esa tierra.
Se estrenó en Cannes con algunas declaraciones de la directora no muy favorables a la postura del entonces presidente del país que la vio nacer.
La presentación en Barcelona corrió a cargo de la hija de Amos Oz, Fania, quien comentó algunas cosas de las que salen en esta película que condensa un libro más amplio, el de las memorias de su padre.
«L’Orchestre de Minuit»
El marroquí Jérôme Cohen-Olivar dirige esta comedia dramática que reflexiona acerca de la relación entre personas que viven su existencia dentro de cultos religiosos diferentes.
El hijo de un músico judío marroquí regresa al país para visitar a su padre, pero ya al principio de la película un hecho grave sucede, así que se tiene que poner en marcha una especie de maquinaria burocrática. Algo más tarde, el recién llegado tendrá que ir en busca de los compañeros que tocaban en una orquesta junto a su progenitor.
Lo primero que nos recuerda esta historia es que en distintos países musulmanes, y cómo no en el propio Marruecos, la convivencia entre los integrantes de las distintas fes religiosas ha sido siempre ejemplar. En este caso, el carácter desprejuiciado, bromista y divertido del taxista coincide plenamente con lo que es una fiel descripción del comportamiento típico de un buen número de marroquíes. Es sin duda una gran actuación de ese actor que encarna al profesional del volante.
Sin ánimo de ser aleccionadora, «L’Orquestre de Minuit» (La orquesta de medianoche) une aspectos totalmente identificables por quienes hayan estado en ese país. Estamos entonces ante un filme cuya historia es muy marroquí, que adapta el tono de la comedia negra a toda esa realidad del relato, y que afortunadamente la desborda hasta minimizar el drama de fondo. Una narración sencilla tratada con mucho humor, que falta nos hace.
«Absent God»
El israelí Yoram Ron aborda el inabarcable legado de uno de los pensadores más importantes del siglo XX, el considerable filósofo y escritor judío Emmanuel Lévinas, de origen lituano, pero que vivió gran parte de su vida en Francia. Es el creador del «humanismo del otro», mediante el cual nos incita a escuchar “la palabra silenciosa del rostro humano”. Como intelectual, Lévinas siempre puso en cuestión la existencia misma de Dios, al tiempo que exponía su preocupación por ese otro, dentro de un marco de ética para intentar interpretar el mundo.
Como ejemplo, Lévinas estaba convencido de que el pensamiento es decisivo en el resultado de la violencia, «porque si el pensamiento no sirve para evitar todas las violencias, entonces no sirve para nada».
La presentación en el Festival de Cinema Jueu de Barcelona corrió a cargo de Xavier Antich, quien contaba que Lévinas «estaba convencido que de alguna manera, todo el pensamiento occidental y de forma prioritaria el pensamiento filosófico, no solo no se ha planteado nunca la imposibilidad de la violencia en su obligación prioritaria, sino que al contrario, en muchos casos el pensamiento ha sido precisamente una forma de su designación».
El Israel de 2012 está aquí contrapuesto con la filosofía de Lévinas, ante esa realidad de que las personas de cualquier condición o confesión están viviendo un conflicto permanente bajo el cielo de un Dios que él considera ausente.
«Let’s Go!»
Es uno de los cineastas alemanes más seguidos dentro de su país. Michael Verhoeven, además de actor es conocido como director, sobre todo por «La Rosa Blanca» (1982), pero también por el escándalo que suscitó en el Festival de Berlín de 1970 con su película anti-guerra de Vietnam «O.K.».
De sus decenas de filmes, el Festival de Cinema Jueu seleccionó uno de 2014, «Let’s Go», por ser quizá el único que se conozca que aborda la historia de una familia judía que decidió quedarse en Alemania tras el término de la Segunda Guerra Mundial. El relato se inmiscuye en las sensaciones interiores que siente Laura, la hija mayor del matrimonio, aquí caracterizada por distintas actrices, según la etapa de su vida a partir de la niñez.
El pasado reciente estaba muy sutilmente presente en las emociones, e inclusive Laura sentía a veces la necesidad de negar su judaísmo. El film se pregunta cómo era la vida de los judíos alemanes tras el Holocausto y en especial, cuáles eran las dificultades a las que se enfrentaban en su vida diaria.
«Let’s go» es un título del cual se explica el porqué en alguna escena de la película, un filme que aunque tiene muchas tablas para haber sido estrenado en cine, en Alemania se tuvo que exhibir en la televisión y por eso su duración es de exactamente 88 minutos y 30 segundos, que es lo que por una ley audiovisual que Verhoeven considera absurda, tienen que durar estas obras cuando se realizan para la pequeña pantalla.
El cineasta piensa que en Alemania hay muy pocos espacios para explicar historias interesantes. «El cine alemán es muy débil y en el último año tan sólo el 23% de los espectadores nacionales lo vieron en las salas» -dijo en la Filmoteca-.
La película se atreve con algunas pinceladas de humor, como la de unos prosionistas que han pinchado las ruedas del coche de la familia judía protagonista.
Enlaces sobre otros filmes presentados
- Entrevista a David Serrano Blanquer e Isaac Bojorovich sobre el documental «Menazka (La Cacerola)».
- Crítica de la película de Amos Gitai, «Rabin, the last day».
©José Luis García/Cinestel.com