Festival de Cinema Jueu: reseñas de las películas vistas en la muestra
19 Festival de Cine Judío de Barcelona 2017
Barcelona es un ciudad cosmopolita en la que el cruce del culturas sigue siendo una constante desde hace mucho tiempo. Aquí todos los habitantes cuentan y podemos decir con orgullo que la comunidad judía nos ha acompañado de diversas maneras, según las circunstancias de cada momento, aportando su sabiduría a nuestras relaciones de convivencia, que compartimos a su vez con otros muchos colectivos.
El Festival de Cinema Jueu, el cual este año cumplió 19 años, consiguió ahora por primera vez, formar parte activa de un evento que tiene lugar en ésta y en otras muchas ciudades del entorno, alrededor de la cultura judía; un marco de reflexión y conocimiento al que aquí se suma el cine del pasado y del presente, reflejado en las pantallas de la Filmoteca de Catalunya.
A pocos meses de su fallecimiento, la muestra de cine dedicó una parte de su programación a Hinda Waiselfisz, una de sus principales promotoras.
En esta edición, la programación del Festival siguió siendo fiel a ese espíritu de interculturalidad que convocó a sus creadores, contribuyendo a completar la visión que desde múltiples perspectivas tenemos en la capital de Catalunya.
Y es precisamente en lo que respecta al cine, dentro del cual la abundancia de miradas es uno de sus mejores valores, cuando otras veces pasan cosas como lo que ocurrió en la búsqueda del cine hablado en yídish, en la cual las dificultades para hallar copias de las películas ha sido notable. Y es que, los archivos fílmicos y su conservación son y serán en un futuro un asunto clave, porque el cine es un patrimonio cultural de indudable valía.
El Festival de Cine Judío de Barcelona es un certamen que suele alternar filmes recientes con otras joyas del cine del pasado, como puede ser la película polaca «The Dybbuk» (1937), considerada una obra maestra. Tampoco falta alguna que otra incursión en el género documental, este año con el fotógrafo checo Josef Koudelka como protagonista, en un relato que explica su trabajo gráfico a partir de las imágenes que tomó en 1968, durante la invasión soviética de Praga, y que culmina con la tarea profesional suya de cuatro años tomando fotografías en las inmediaciones del muro de nueve metros construido por Israel en Cisjordania.
Presentamos algunas reseñas de otras películas mostradas a lo largo de esta edición de la muestra de cine:
«Diáspora: Ogni fine é un inizio»
Existe la creencia popular en el exterior de que Italia es un país únicamente católico, pero eso no es así en la realidad, pues esta nación del sur de Europa tiene hoy, al igual que en el pasado, una asentada presencia de otras muchas opciones religiosas.
«Diáspora: Ogni fine é un inizio» fue la película de cuatro horas de duración con la que el Festival nos acercó a una suerte de búsqueda cinematográfica que gira en torno a la dispersión de una misma familia por distintas partes del mundo.
Rodado por Luigi M. Faccini, el filme tiene a María Piperno como su eje conector. Y a través de ella conoceremos cómo con tres años de edad tuvo que emprender el éxodo, pues en 1938, cuando comenzaba el asedio nazi, su familia se vio obligada a abandonar Italia para trasladarse a los Estados Unidos.
Sus otros familiares y primos también tuvieron que irse a América, al actual Israel, o inclusive regresar a distintos puntos de su área natal tras el final de la II Guerra Mundial. Algunos de los que se quedaron se convirtieron después al catolicismo, e incluso había algún que otro miembro familiar que ni siquiera conocía su ascendencia religiosa, porque hubo muchos judíos en Europa que a posteriori tuvieron que ocultar que lo eran.
La película es un viaje emotivo muy interesante, no solamente por cómo ha afectado aquella diáspora a sus relaciones, sino que también por los nuevos emprendimientos y situaciones familiares que se han dado. Agrada la narrativa de este director autodidacta, quien ofrece un retrato muy cercano de su protagonista, su pensamiento, la relación con sus parientes y su gusto por la buena comida.
La nostalgia y la curiosidad por destapar aspectos desconocidos del pasado, su decisión de abordar reencuentros personales con familiares lejanos, la búsqueda sobre la identidad y el reconocimiento del amor propio, son características intrínsecas de esta mujer de más de 70 años, quien vivió los estragos de la inseguridad personal siendo muy niña, y que ahora quiere seguir disfrutando de su libertad. De hecho, su padre decidió quedarse en Roma y permaneció allí hasta que los americanos entraron el 4 de junio de 1944.
Por supuesto, no faltan en el documental fotografías de aquella época del siglo XX, así como otros materiales gráficos recuperados de los archivos institucionales. Igualmente, a quienes participan en el film, de vez en cuando se les hace la misma pregunta, resultando muy llamativas sus distintas respuestas a un idéntico planteamiento.
«Junction 48»
La gente más joven necesita perentoriamente poder hacer llegar a los más adultos sus inquietudes e ideas acerca de muchos asuntos que envuelven toda la vida social y política. Esta necesidad y las contradicciones que se pueden encontrar en el camino se intentan reflejar en «Junction 48» (Cruce 48), una historia de ficción rodada por el israelí Udi Aloni, la cual se desarrolla en un entorno complejo situado en una zona árabe situada dentro de Lod, una localidad cercana a Tel Aviv.
El protagonista es Kareem, un joven que todavía está viviendo con sus padres y que sueña con ser cantante de hip hop.
Rodeado de un entorno en el que todos sus amigos se están dedicando a la venta de drogas, el chico tiene el apoyo de su pareja, una joven a quien también le gustaría poder cantar. El escenario musical de un club nocturno es el lugar en el que ambos intentarán actuar juntos, y donde realmente aflorarán algunos conflictos con otros de los presentes allí, en cuestiones que forman parte de un pasado que han heredado y que está pendiente de resolver.
«Junction 48» es un drama amoroso protagonizado por un rapero palestino (Tamer Nafar) muy conocido en el país, y acerca de cuya propia biografía real ha estado inspirado. El filme planea en todo momento por sobre de las tensiones que existen en el Israel actual, las cuales pueden llegar a afectar a las relaciones entre comunidades, generando odios y situaciones que a priori muy pocos desean.
Justamente por reflejar realidades parecidas a las que le han ocurrido a su protagonista, el filme goza de una excelente verosimilitud porque prácticamente el actor hace de sí mismo.
«Mir Kumen On» (Children Must Laught)
En memoria de Hinda Waiselfisz, el Festival de Cine Judío de Barcelona incluyó en su programa películas habladas en yíddish, y una de ellas fue el documental propagandístico del director polaco Aleksander Ford, «Mir Kumen On» (1936), una historia con los niños del Medem Sanatorium, cerca de Varsovia, patrocinada por el Bund, un movimiento político judío de tendencia socialdemócrata, que se contraponía al sionismo y a las tendencias de los bolcheviques rusos.
Por su metodología, el sanatorio se convirtió en un referente a nivel mundial y el documental llegó incluso a ser censurado en Polonia, pues fue considerado como propaganda comunista.
«Mir Kumen On» fue rodado en blanco y negro por este realizador que primero fue responsable del Grupo de Cine del Pueblo Polaco, más tarde tuvo que exiliarse a la Unión Soviética, y a su regreso los soviéticos, quienes ya habían ocupado Polonia, lo nombraron responsable del Film Polski, trasformándose después en el director de la conocida Escuela de Cine de Lodz, donde llegó a ser el profesor de Roman Polanski y Andrzej Wajda.
Según contaban en la Filmoteca de Catalunya durante la presentación del filme, Polanski habría declarado acerca de él que «fue un extraordinario director, pero como el stalinista radical que era, estricto y muy sectario». El bundismo llega a Polonia entre las dos guerras, y hace que surjan una serie de escuelas progresistas que formaron a miles de niños, quienes vivían en las grandes ciudades bajo una extrema pobreza y con riesgo a sufrir enfermedades como la tuberculosis.
«Mir Kumen On» es un documental que hace una amplia descripción de las instalaciones que acogían a estos chicos, hijos de obreros judíos que en aquellos momentos vivían en unas condiciones muy desfavorables. Rescatada hace pocos años una copia con algunos defectos motivados por la humedad, el MoMA de Nueva York y las Cinematecas de Berlín y de Polonia han colaborado en su restauración.
«Titos Brille»
Adriana Altaras es una actriz, hija de partisanos judíos que se comprometieron por Tito en la antigua Yugoslavia. Movida por un enorme interés personal, esta mujer de fuerte carácter pero afable y simpática al mismo tiempo, emprende una búsqueda, un viaje, con el que intenta comprender lo que le ocurrió a sus padres, ahora que ella vive y trabaja en Alemania, donde es una actriz muy conocida por el público.
Teniendo en cuenta que Yugoslavia ya no existe, Altaras intenta aquí descubrir, si los hubiera, algunos secretos familiares que pudieron haber quedado ocultos, y para ello hace un recorrido por Alemania, Italia, Eslovenia y Croacia, tratando de desempolvar recuerdos que le proporcionen detalles interesantes. Todas esas experiencias las ha recogido en un libro.
La actriz quiso hacer esta visión introspectiva familiar para tratar de averiguar cosas como por qué realmente sus padres decidieron irse a vivir a Alemania, y en cierta forma, saber qué fue lo que no les retuvo en Yugoslavia, siendo ellos partisanos y favorables al comunismo.
El tipo de carácter alegre de la protagonista ayuda a llevar mejor momentos como cuando visita la tumba de su abuelo en Zagreb. Y es que estamos ante un viaje que es tanto de descubrimientos familiares, como también en torno a la supervivencia misma. Porque Adriana Altaras pareciera estar preguntándose cómo ha llegado ella hasta nuestros días, y ese trasfondo irónico que también desprende su personalidad no es otra cosa que un saludable reflejo de las dificultades que pudo haber para llegar a conocer a fondo ese antiguo trayecto de sus ancestros. Dirigida por la realizadora alemana Regina Schilling.
©José Luis García/Cinestel.com
Enlace a otras reseñas de películas exhibidas en el 19 Festival de Cinema Jueu de Barcelona 2017:
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– «La Historia del Amor», de Radu Milhaileanu
– «A German Life», sobre la ex-secretaria de Goebbels
– Ibérica Films, productora alemana en la ciudad de Barcelona
– «Mauthausen 2030», entrevista a Miquel Romans
– «Song of the Songs», de Eva Neymann
– «One Week and a Day», de Asaph Polonsky