Reseña de algunas películas vistas en el 54 Festival de Cine de Gijón
El Festival Internacional de Cine de Gijón se halla en un momento crítico de su larga historia, pero sin embargo goza de una buena programación que es coherente con su propósito de servir de pantalla para algunas de las más interesantes propuestas del cine del momento.
La negativa de un patrocinador bancario para abonar los más de 100.000 euros a los que estaba comprometido, comunicada además a posteriori de la celebración de la edición del año 2015, en concreto un mes después, unida a que los Cines Centro del casco antiguo gijonense se encuentran bajo las decisiones de una administración judicial que trata de resolver sus numerosas deudas, provoca que esas 5 salas permanezcan cerradas cuando no se desarrolla el festival. Y esto ya viene ocurriendo en las dos últimas ediciones.
El actual director del certamen, Nacho Carballo, tiene que lidiar con estas contingencias, lo cual le perturba y le incita a veces a tener un carácter mohíno.
Con bastante énfasis, puesto de manifiesto sobre todo en la rueda de prensa del palmarés, el responsable de la muestra asturiana aseguró estar siendo atacado desde distintos frentes y que cree que aquí se estaba cerrando una etapa, pues parece que a simple vista el festival se enfrenta a unos cuantos retos e incertidumbres de calado en un futuro inmediato.
En esta 54 edición, dos actores catalanes fueron reconocidos: Lluís Homar con el Premio Cinematografía Nacho Martínez, y Mercedes Sampietro con el Premio Mujer de Cine, quien coincidió en la ciudad costera asturiana con una caravana de mujeres cineastas socias de CIMA, que procedían de Madrid, y que hicieron un acto en el Acuario de Gijón donde la intérprete catalana comentó muchas cosas de su pasado profesional, al tiempo que se escucharon de nuevo las permanentes reivindicaciones de unas profesionales que luchan por la igualdad de oportunidades con respecto a los hombres directores.
El palmarés de este año 2016, ya quedó reflejado en su momento en nuestra columna de noticias y está liderado por «Glory» (Slava), de los directores búlgaros Kristina Grozeva y Petar Valchanov. En términos generales, las mejor valoradas por el conjunto de la crítica presente en la muestra fueron, además de la vencedora, entre otras, «Paradise» de Andrei Konchalovsky, «Hotel Europa» (Death in Sarajevo) de Danis Tanović, y «Ma’Rosa» de Brillante Mendoza, al margen de otras con un nivel bastante bueno como la de Marco Bellocchio sobre la que profundizaremos más adelante en Cinestel.
Pero vamos a lo nuestro, que son las críticas, tanto de algunos filmes de la sección oficial como otros de Rellumes. El certamen eliminó algunas secciones de años precedentes, pero en las que pudo mantener, lo hizo con buenas películas en términos generales, lo cual ratifica su apuesta por un cine de calidad:
«Layla M», de Mijke de Jong
La directora holandesa Mijke de Jong presentó personalmente en Gijón otra de sus películas, una historia que en esta ocasión se adentra en los entresijos de las técnicas que pueden conducir hacia el fanatismo, aquí centrado en el supuestamente religioso que en la actualidad sucede en varias zonas del Mediterráneo.
La protagonista del filme es Layla, una joven de 18 años con muchos sueños por cumplir. Es holandesa pero su familia es de origen marroquí, lo cual la lleva a interpretar que la sociedad que los acoge a todos se está mostrando hostil hacia las personas que tienen el Islam como creencia religiosa.
«Layla M» es una película que mostrando un tema asociado al mundo actual, quiere poner el énfasis en otro asunto que es mucho más importante que eso para la directora: los mecanismos de seducción que conducen hacia una utopía fanática, cualquiera que ésta sea, pues se asientan sobre unas mismas bases que son reconocibles en todos los casos.
La elección de no sobrepasar ciertas líneas narrativas que se adentrarían en el excesivo subrayado o el sensacionalismo, es una de las mejores bazas de De Jong para esta película, con una historia influenciada también por ese amor ciego por otra persona que todo lo justifica en su enamoramiento inicial.
La interpretación de la actriz novel Nora El Koussour como motor del filme es la que le asigna el broche definitivo para el conjunto de esta propuesta.
«Hotel Europa», de Danis Tanović
El director bosnio Danis Tanović reflexiona sobre la actual crisis en las instituciones europeas, a través de un drama demoledor acerca de la interpretación de lo que es la idea de la construcción europea.
Un hotel físico llamado Europa es el recurso que emplea aquí el cineasta para proporcionarnos este relato, que sin medias tintas se introduce en la complejidad de un sistema que habla distintos idiomas. De entrada, la introducción de referencias concretas al asesinato del archiduque Francisco Fernando de Serbia, que dio origen a la I Guerra Mundial, ya nos da una idea clara del escepticismo de Tanović hacia el problema de una pretendida Unión Europea que nunca acaba de cuajar del todo.
Tres enfoques diferentes confluyen hacia un final que es bastante pesimista, a través de un especial huésped francés que pasa todo el tiempo en la habitación ensayando un discurso sobre el bloque europeo, una conocida periodista que graba su programa de televisión desde la azotea del centro de hospedaje, y los preparativos de una huelga por parte de los trabajadores de cocina del hotel, quienes ya llevan dos meses sin cobrar el sueldo.
El libro y la obra teatral homónima de polémico escritor e intelectual francés Bernard-Henry Lévy, sirve de base para esta implacable adaptación al cine que nos lleva a reflexionar sobre la dificultad de cumplir con una idea política que hasta ahora no ha ido mucho más allá del simple y llano planteamiento económico, industrial y financiero capitalista. Sin duda, de lo mejor visto este año en Gijón.
«Migas de Pan», de Manane Rodríguez
Manane Rodríguez es una realizadora uruguaya radicada en España que hasta hace poco era una casi desconocida en su país originario. ¿El motivo? Haber huido de allí en 1975 como consecuencia de la dictadura militar.
Liliana Pereira es el nombre aquí dado a una de aquellas 700 mujeres que padecieron peor suerte, pues fueron secuestradas por los milicos, torturadas, abusadas y encarceladas. Sus historias salieron a la luz a raíz de una denuncia penal en 2011 de un grupo de mujeres en contra de sus captores.
A partir del personaje de Pereira, Rodríguez reconstruye este relato para el cine, de modo que mantiene dos partes; una primera desgarradora que explica desde los prolegómenos del secuestro hasta todos los padecimientos y vejaciones físicas durante su internamiento en un centro militar, junto a los de sus compañeras y compañeros de reclusión; y una segunda que hace evidente el maltrato psicológico posterior cuando, mientras seguía internada, se le negaron las visitas de su hijo y la patria potestad, al tiempo que la familia de su esposo le daba la espalda.
Interpretada por Cecilia Roth (de mayor) y Justina Bustos (de joven), «Migas de Pan» es categórica y directa en su presentación de la violencia explícita durante la primera parte, hasta el punto de que a algunos de los espectadores del Festival de Gijón se les saltaron las lágrimas durante la proyección.
Manane Rodríguez elige en esta ocasión el relato lineal y cronológico, lo que lo convierte en mucho más efectivo y natural a los ojos del público, de manera que se pueda hacer una idea de los horrores físicos y psicológicos que tuvieron que padecer. Estamos ante la que tal vez sea la mejor aportación cinematográfica de Rodríguez en todo el tiempo que lleva hasta hora dedicada a construir historias conmovedoras. (entrevista a la directora)
«Sicixia», de Ignacio Vilar
El director de «A Esmorga», el gallego Ignacio Vilar, demuestra una vez más su valía y su ajuste a las exigencias del mejor cine. «Sicixia» es un drama que trata un complejo romance entre un hombre y una mujer que cruzan sus vidas a través de un actividad profesional un tanto diferente. (ampliación)
«El Nacimiento de una Nación», de Nate Parker
Con guión, dirección y papel protagonista de Nate Parker, «El Nacimiento de una Nación» es una película severa, cruel, áspera, enérgica, radical y draconiana, en especial en su primera parte.
El filme es un relato cronológico a partir de un niño esclavo africano al cual le enseñan a leer para que pueda estudiar la Biblia. Cuando se hace mayor, se convierte en un predicador bajo la supervisión de su «amo». La película narra con concisión los horrores a los que son sometidos, y el proceso que lleva a este orador hacia una rebelión de los oprimidos contra sus inhumanos «propietarios».
El impactante drama inicial basado en hechos reales, que remueve conciencias en favor de una acción más determinante de la justicia, queda tal vez deslucido por la incapacidad de Parker de completar el lado emocional que necesitaría la pareja protagonista de esta historia. Igualmente, hay una parte final que posiblemente necesitaría más tiempo de desarrollo para que fuera mejor comprendida. No obstante, el hecho de que sigan habiendo graves noticias sobre este tema que vienen hoy en día desde los Estados Unidos, invita a pensar que este filme avivará el debate en torno a un problema que es muy grave. (ampliación)
«Almacenados», de Jack Zagha Kababie
Tercer largo del director mexicano Jack Zagha, quien retoma el mismo tema principal que recién abordaba «Maquinaria Panamericana», de Joaquín del Paso, el de cuestionar los procesos industriales y la necesidad de sostener el mundo del trabajo en las empresas.
Igual que ocurría en aquélla, «Almacenados» es también una fábula mordaz e irónica, pero aquí inmersa en un tipo de actuación más cercana a lo teatral, que le viene bien porque a la hora de acometer un empleo cualquiera, todos nos ponemos a interpretar otra realidad que casi siempre poco o nada tiene que ver con nuestra vida familiar o personal.
El quid de la cuestión que plantea este relato sería si estamos en verdad a gusto con lo que hacemos en nuestra faceta profesional. La narrativa de Zagha se emprende desde ese lugar, para buscar por los recovecos de este almacén vacío que sirve de escenario durante toda la película, y tratar de hallar si realmente todo aquello que les pueden pedir sus jefes al par de empleados en ese sitio, tiene algún sentido para ellos dos.
«Almacenados» bucea en ese planteamiento filosófico que sería imposible de explicar con palabras. Ganó en el Festival de Morelia y de momento no tiene distribución en España.
«Paradise», de Andrei Konchalovsky
El casi octogenario director ruso Andreï Konchalovsky recupera en «Paradise» el relato histórico en su filmografía, con una historia rodada en blanco y negro y entregada a los cines en formato 4:3. El tema de fondo del filme es el de las personas que ayudaron a los niños judíos durante la II Guerra Mundial. Europa ha sido tomada por las tropas alemanas, y el cineasta incide en tres personajes distintos a través de supuestas entrevistas que van apareciendo intercaladas.
Konchalovsky es un cineasta que posee un dominio total en la forma de narrar a partir de unas referencias que él no oculta, lo que cualquier cinéfilo ya identificará como evidente al ver la película. El director ha sido aquí influenciado por historias como Rashomon, de Kurosawa.
En los momentos en que incluye confesiones frente a la cámara, las contradicciones de su trío protagonista ofrecen un abanico de posibilidades y variaciones francamente interesantes.
«La Profesora», de Jan Hřebejk
Jan Hřebejk, director checo, ofrece en «The Teacher» el retrato de una peculiar profesora de educación primaria que cuando llega a una escuela de Bratislava para impartir clases, comienza a tener problemas con alumnos y padres. Estamos en 1983 y muy pronto los progenitores de los chicos solicitan el traslado a otro centro de la docente, pero ella, al tener contacto directo con las altas esferas comunistas, logra impedir que prospere.
Teniendo en cuenta que la petición había nacido tras el intento de suicidio de uno de los chicos ante la actitud abusiva y manipuladora de la maestra, el relato nos propone a esta mujer como el principal foco de los conflictos, junto a uno de los padres que busca solventar la situación en la escuela, mientras que en su ámbito familiar maltrata a su propio hijo.
Hřebejk maneja con soltura las distintas tensiones que se reproducen durante el relato, provocando momentos en los que el humor negro o el thriller está presente. La maestría del realizador, quien ejerce su trabajo tanto en República Checa como en Eslovaquia indistintamente, coloca en buen puesto esta historia de los años ’80 en la que, paradójicamente, no se menciona ni por asomo diferencia alguna entre las identidades checa y eslovaca.
«Jeffrey», de Yanillys Pérez (Rellumes)
La República Dominicana se está abriendo desde hace tiempo de una forma muy decidida hacia el mundo del cine. La actriz y directora Yanillys Pérez (quien nos concedió una entrevista que publicaremos) aborda en su ópera prima en largometraje una historia de lucha, sentimientos y dignidad de un chico que está accediendo a la adolescencia con no pocas dificultades a su alrededor.
Pérez nos sumerge precisamente en un momento muy especial en la vida de cualquier persona, por lo que estamos ante una historia de sentimientos y contradicciones bastante reconocible por parte del espectador.
La directora cuenta este relato con mucho verismo para explicar con esa convicción temas como la iniciación, la necesidad de hallar caminos de futuro en la vida, así como la cooperación en el entorno familiar.
La identidad, la casi obligación de dedicarse a limpiar parabrisas de autos en los cruces de Santo Domingo, y la esperanza de llegar a ser algún día un buen cantante de reggeaton, confluyen y suman en el universo en el que se mueve este protagonista llamado Jeffrey.
Galardonada en el prestigioso Toronto con el Premio Discovery, por el momento no tiene distribución en España. (entrevista a la directora)
«La mecánique de l’ombre», de Thomas Kruithof (Rellumes)
El debutante francés Thomas Kruithof entra a lo grande en la dirección cinematográfica con este impactante thriller que se vio en la sección Rellumes de Gijón. François Cluzet, Alba Rohrwacher y Denis Podalydès son los protagonistas de la sorprendente historia de un hombre en paro que, debido a sus problemas económicos, acepta un trabajo para la transcripción de escuchas telefónicas, sin saber a priori que se verá atrapado en un enorme problema de corrupción política.
Estamos ante una película de sorpresas que será vista de forma distinta en Francia con respecto a otros países al incluir elementos en el guion que apelan al pasado del país, concretamente a hechos sucedidos hace tres décadas. Aquí los conocimientos sobre el problema que va adquiriendo el personaje están a la par respecto a la progresiva toma de conciencia de la gravedad de la situación que sufre el espectador. (ampliación)
«Rosalie Blum», de Julien Rappeneau (Rellumes)
El director francés, hijo de Jean-Paul Rappeneau, lleva al cine esta comedia absurda sobre un treintañero que vive en una provincia francesa y que tiene a su novia en París, quien casi nunca viene a verle. Un encuentro fortuito con una mujer más mayor llamada Rosalie Blum en una tienda, comienza a cambiarle la vida.
La película se convierte en una historia de vigilancia mutua que acaba de una manera que, aunque pueda parecer poco previsible, a buen seguro que al verla estará entre las múltiples hipótesis que les surgirán a priori a los espectadores más avezados. (ampliación).
«Aquarius» (Doña Clara), de Kleber Mendonça Filho
Descubrir algunas de las cosas que pasan en una sociedad en permanente transformación es quizá la intención del realizador brasileño, que en este nuevo largometraje cuenta con la actuación protagónica de la famosa actriz Sonia Braga.
Tras un ligero viaje inicial al pasado, «Aquarius» (Doña Clara) se ubica en el presente para presentarnos un relato que con sutilezas está marcado por la especulación inmobiliaria. Es en ese sentido, un filme en el que importa mucho más el trasfondo que lo que realmente estamos viendo con nuestros ojos en pantalla. Si según cada cual, se saben interpretar esos hilos ocultos, será una excelente película. Y si, por el contrario, el espectador se queda simplemente en las actuaciones y en lo que se muestra, le costará entrar en esta historia que denuncia varios temas importantes en esta segunda década del siglo XXI. (ampliación)
«Toni Erdmann», de Maden Ade
Comedia dramática alemana galardonada con el Premio Lux del Parlamento Europeo, mientras se estaba exhibiendo en Gijón. Toni Erdmann es un padre que acude a Bucarest a visitar a su hija, con la que mantiene una relación un tanto peculiar por la forma de ser de él, despreocupado y bastante bromista.
La película juega con esa relación y con las relaciones sociales que ambos mantienen en la capital de Hungría. Contiene algunas partes cómicas de relieve y una escena que aquí nosotros vemos como excesiva para este tipo de película sobre fantasías sexuales llevadas a la práctica, que sin embargo será mejor analizada y comprendida dentro de Alemania antes que fuera del gran país norte-europeo, ya que allí tienen otro tipo de mentalidad en estas cosas, dentro de esta Europa por suerte tan plural en la que vivimos. (ampliación)
«Ma’Rosa», de Brillante Mendoza
Drama policial del filipino Brillante Mendoza que participó en la sección oficial. «Ma’Rosa» acierta plenamente en ofrecernos un panorama sobre la vida familiar en un barrio pobre situado a las afueras de Manila. El film sitúa como personaje principal a Rosa (Jaclyn Jose), una madre con varios hijos que lucha por mantener un pequeño negocio de ventas al por menor. Todo va más o menos bien hasta que una noche son arrestados por la policía ella y su marido en una operación contra el narcotráfico.
Mendoza desarrolla una película lineal y cronológica muy bien contada, que además consigue fijar tu atención en todo momento, al tiempo que atraparte en esa atmósfera de comercio a todas horas del día y de la noche.
«Ma’Rosa» expone también sin ambages una corrupción policial severa e inflexible, a través de una historia sobre la que Brillante Mendoza asegura que ocurrió de esta manera en la realidad. Un cineasta a seguirle el rastro.
«Muna», de Santiago Zhanou (fuera de concurso)
Filme eminentemente fotográfico rodado en Etiopía, que clausuró la edición 54 del Festival de Cine de Gijón. Aquí la imagen está por delante del relato, pues el director madrileño se ha dedicado a filmar historias inconexas que según dice «hablan por sí mismas», pero con las que a priori pretendía ofrecer una descripción determinada acerca de cómo viven las mujeres en ese país africano azotado por la pobreza.
«Muna» es una película a la que le falta concretar mejor lo que sería su hilo conductor, pues no queda del todo claro al verla si es aquello que el director dice o si es otra cosa. En cualquier caso, Zhanou, un realizador con una filmografía muy irregular, lo sigue intentando y esperemos que en algún momento consiga llevar a cabo algún otro proyecto que anime a los espectadores a hacer suya la película. Voluntad y deseos no le faltan al egresado del CECC, como pudo constatarse en sus declaraciones en Asturias.
©José Luis García/Cinestel.com