*Por Daniela Espejo. La competencia internacional del BAFICI incluye este año solo dos películas argentinas. La primera en proyectarse, «Yatasto» del realizador español Hermes Paralluelo, ahonda en la vida de un grupo de personas de un barrio periférico de la Ciudad de Córdoba.
Estas personas se ganan la vida recogiendo cartones, papeles y otros materiales para vender. Se llaman «carreros» en Córdoba o «cartoneros», según la jerga de Buenos Aires. Tres de ellos protagonizan la película, Ricardo de 10 años, Pata de 14 y Bebo de 15.También aparecen otros miembros de sus familias, como la hermana de Ricardo, Damaris, o su abuela Chinina. Con una sensibilidad muy especial, Paralluelo logra retratar la vida cotidiana de estas personas, su día a día, su forma de enfrentar el mundo y de sobrevivir. La mayor parte de la película retrata con naturalidad los momentos pero en otras fue necesario reproducir situaciones vividas y repetirlas en una actuación, a la manera de los documentales del cinesta portugués Pedro Costa, como En el cuarto de Wanda (2000).
– Se nota en la película mucha humildad en la forma que tuviste de acercarte a las personas… ¿Cómo sentiste que se dio la relación?
Yo conocía la historia de ellos porque Chinina es dirigente de una cooperativa de carreros. Pero cuando me acerqué y les comenté de la película, en un primer momento ella tenía el casete puesto, ya tenía una idea de lo que iba a hablar, de la desigualdad social y del sistema. Pero yo le dije que no buscaba eso. En un primer momento grabé algunas secuencias así. Pero yo buscaba mostrar sus vidas, la realidad de como viven. Entonces poco a poco se fue abriendo. Lo mismo las demás personas.
– Claro, no querías mostrar tanto el aspecto político del asunto.
Creo que todas las películas tienen su manera de ser políticas. Pero en esta no se trataba de hacerlo explícito.
– ¿Hubo mayor dificultad en las escenas que tenían que actuar?
No, en realidad, todas las escenas fueron difíciles. Tanto las partes filmadas sobre el carro, como los inte
riores. Pero la diferencia es que a las escenas actuadas llegamos más tarde, no en los primeros momentos de la
filmación. Con la confianza que se fue creando entre nosotros. Y hubo que repetirlas varias veces. Entonces pudimos ir entrando en la intimidad de ellos, conociendo los espacios de la casa. Ahí pudimos ver cómo estaban iluminados, para saber cómo trabajarlos en cámara.
– En esas escenas, ¿cómo trabajaste con el equipo técnico?
Es un equipo muy reducido. Lo máximo fueron cuatro personas. A veces hasta éramos dos.
– Naciste en España y estudiaste allá. ¿Qué te motivó a venir a Argentina?
Estudié en Barcelona, en el CECC (Centro de Estudios Cinematográficos de Cataluña). Ahí tuve muchos compañeros argentinos. Cuando terminé me dieron ganas de viajar. Vine a Argentina, en un primer momento estuve en Buenos Aires, trabajando en comerciales. Después me fui al norte, más precisamente a Tilcara, donde filmé Pan de Azúcar, en 2007. Después me fui a Córdoba y ya hace cuatro años que estoy entre España y Córdoba. Creo que los viajes te abren mucho y te enseñan muchas cosas. A veces me pregunto qué hubiera pasado si me quedaba en España.
– ¿Desde que te empezaste a formar querías hacer documentales?
No, yo estudié dirección de fotografía y me interesaba por saber iluminar, un aspecto más técnico. Después cuando vine para Argentina empecé a desarrollar mis propios proyectos, a tener ideas para documentales.
– ¿Qué historias en España podrían asemejarse a la que se ve en la película? Existen diferencias entre los países pero siempre hay aspectos que nos acercan…
En general allá las historias de exclusión están relacionadas con los inmigrantes. Cuando filmaba «Yatasto», las personas me preguntaban si en España también hay carreros. Yo les decía que no. Pero ahora hay algunas personas, sobre todo inmigrantes africanos, que van por las calles con carros de supermercado recogiendo material para vender, sobre todo metales. Creo que en todos los países hay historias de exclusión, quizás no en los países escandinavos, que son los más desarrollados, pero algo igual debe tener.
– Este proyecto ganó en el BAL (Buenos Aires Lab, donde se premian proyectos en gestación) del año pasado. Es la primera vez que estás compitiendo con un largo en un festival. ¿Cómo es la experiencia de estar en el BAFICI?
Es un festival muy importante. Ayer en la primera proyección la sala estaba llena. La gente viene realmente a ver cine independiente, eso es lo sorprendente. La película no estaba terminada hace una semana y ahora ya se proyectó y la vio mucha gente. Está muy bueno. No sé si «Yatasto» va a lograr llenar las salas en otro festival.
– ¿Cuáles son tus expectativas en la competencia?
Es un premio que la película se proyecte, que la gente la vea, que la puedan ver las personas que aparecen en ella. Que hayan podido venir Ricardito, Chini y Damaris, es muy bueno. Por lo demás, todo lo que pueda venir lo recibiremos.
– ¿Qué devolución tuviste después de la proyección de ayer por parte de los tres?
Era la primera vez que Ricardito iba al cine, y justo en una película donde está él. Estaba muy sorprendido y contento. Damaris estaba nerviosa, ya tiene 14 años y le dio un poco de pudor. Pero igual estaba contenta. Y Chini, si bien tiene experiencia de haber sido entrevistada para medios, ella no tiene guardados esos registros, si sale en la televisión puede ser que se vea. Igualmente estaba muy contenta. Ayer nos íbamos juntos y me decían que se habían visto muy bien retratados, que así son ellos.
– Si bien se dice que es la historia de tres jóvenes, Ricardo se lleva la película. Quizás porque es el más joven.
Él es muy expansivo. Es impresionante la forma que tiene de vivir en el presente. Sobrelleva todos los problemas y los trasciende muy rápidamente. Bebo es más huraño, está más preocupado por cuidar a su familia. Es como un viejo huraño. También por la edad, con Pata flirtean un poco con las drogas y la delincuencia. Pero han vivido tantas cosas que parecen viejos.
– Fue notable cuando dijiste que preferías que la vida estuviera siempre delante del cine.
Claro, me importa mucho la relación que fui entablando con ellos. No es que por eso la película no era importante, pero siempre después de ellos. No tenía una idea ya establecida de lo que quería hacer. Pensaba que tenía esta relación con estas personas y que me interesaba hacer una película para que se conociera su forma de vivir.
Eso se nota en la sensibilidad con que está filmada. Muchas gracias y suerte en la competencia.
©Daniela Espejo/Cinestel.com (Buenos Aires/Argentina) 10/04/2011