“La Defensa del Dragón”, de Natalia Santa; el propio sentido de la vida

Las fotografías del colombiano Iván Herrera en torno a la disminución de rincones clásicos en la ciudad de Bogotá, sirvieron de base para que su esposa Natalia Santa desarrollara un guión para su ópera prima en cine, un largometraje titulado “La Defensa del Dragón” que fue seleccionado para la Quincena de Realizadores de Festival de Cannes de 2017.
Es curioso el hecho de que lo más probable sea que se pueda llegar a ver esta película como un drama con tintes de comedia, con tres personajes solitarios atraídos por mundos diferentes, cuando lo que la realizadora parece estar haciendo es unir esas tres soledades en un relato que tiene lugar en establecimientos emblemáticos del viejo Bogotá, para mostrar a estas personas que son dueñas de su tiempo, pero que asimismo no saben ni quieren controlar ciertos impulsos, lo que a su vez los convierte en unos incomprendidos mientras que son vistos como unos perdedores.
El caso es que los tres protagonistas de esta historia en todo momento parecen estar a gusto con el lugar que ocupan dentro de la sociedad en la que habitan. Uno es un profesor de ajedrez obsesionado con ese juego en el que el cálculo mental se convierte en su característica principal. Otro es un relojero depresivo que lucha por no cerrar su pequeño taller. Y un tercero es un homeópata español adicto al póquer y de dudosa consideración en su ámbito estrictamente personal. Los tres frecuentan el Club de Ajedrez Lasker de la capital.
El dragón que le da título al filme es una figura mitológica oriental que en aquellas culturas representa las fuerzas primitivas de la naturaleza y el universo, al tiempo que se cree que proporciona salud y buena suerte. La resistencia de estas tres personas frente a una sociedad que está influenciada por el paradigma del éxito a toda costa, se puede reconocer como el tema principal de esta historia. Samuel vive sólo para el ajedrez, Joaquín es el relojero que reside en su adorado local al haber sido desalojado de su casa por impagos, y Marcos es el homeópata que sobrevive con la pensión que le envía su hijo.
“La Defensa del Dragón” es una película que parece reposada pero que está envuelta de una tensión provocada por esa inacción, que a ratos se vuelve incluso de tipo sexual. Y a ello se une con ligero humor la terquedad con la posición social que han alcanzado, que vendría a ser igualmente un símil de la resistencia en favor de conservar esos lugares icónicos tan bien fotografiados estáticamente en el film por Herrera, inclusive en los planos más oscuros que son de gran belleza. El fotógrafo es un virtuoso aquí con la cámara en espacios decadentes.
Por otro lado, el ajedrez es un juego estratégico que consiste en simular la guerra y donde el primero que encierra al otro rey es el que gana, un aspecto al que se le pueden encontrar vínculos con la historia más reciente de Colombia. Samuel está muy ligado a ese pasatiempo y a su lógica, y parece huir de la normal y hormonal irracionalidad que le aparece por otros lados.
El elenco está integrado por Gonzalo de Sagarminaga; Hernán Mendez; el español Manuel Navarro, quien está haciendo carrera en distintas series televisivas colombianas; Maia Landaburu; Martha Leal y Laura Osma.
©José Luis García/Cinestel.com